El día martes realizamos la segunda actividad con los niños y niñas del internado de Esquiña y la escuela de Illapata, donde aprenderíamos más sobre el patrimonio inmaterial del Valle. Para ello invitamos a participar a la profesora de Illapata con sus alumnos, y poder juntar a todos los niños que hacen parte importante de esta comunidad.
En primera instancia nos reunimos en el internado de Esquiña para visualizar dos videos, uno que mostraba el proceso de la elaboración de quesos de cabra, donde la señora Victoria Mamani junto a su esposo extraen la leche de las cabras y ella posteriormente cuaja la leche y da forma a los quesos de forma artesanal. Varios de los niños a pesar de ser estudiantes en la localidad, no tenían muy claro este proceso. Otro de los vídeos que proyectamos fue el de la fiesta patronal de San Pedro, que era un cortometraje bastante resumido pero que daba pie para explicar a los niños y niñas que esta festividad es parte de la identidad de las personas de Esquiña, es decir parte de su patrimonio cultural inmaterial.
Después de esta actividad, a las 20:00 hrs. Nos reunimos en la pérgola, ubicada en la plaza de la localidad, donde don Dagoberto relató las historias locales del Valle de Esquiña, como “El condenao”, “la novia” o el cerro que esconde grandes cantidades de oro. Los niños y niñas también pudieron relatar algunas de las historias que ellos habían escuchado, se mencionó incluso algunas de otros lugares, como la mesa de la iglesia de Parinacota. Si bien en un principio Don Dagoberto estaba reticente, pudo capturar la atención de todos, incluidos los adultos con las historias que contó y se creó una atmósfera bastante particular y entretenida.
Al culminar esta actividad, volvimos a la escuela para compartir con los niños y la comunidad unas sopaipillas que preparó la inspectora Angélica Flores y las acompañamos con queso de cabra, los mismos que anteriormente vimos como se elaboraban en el vídeo. Los niños no paraban de hablar de las historias que anteriormente habían escuchado y todos quedamos con una sensación muy grata de haber aprendido un poco más sobre la cultura local, no mediante un libro, si no directamente de una persona de la comunidad que tiene gran conocimiento y estuvo dispuesto a compartirlo, especialmente con los niños.