Desde que llegamos a la localidad de Esquiña nos plantearon la necesidad de tener un libro o un registro escrito que contemplará las festividades actuales y las que se habían perdido, nos pareció una idea a considerar, sin embargo ha sido uno de los procesos más complejos debido a la concepción de libro que manejamos, y hablo en plural porque mi visión también ha ido tomando el curso de lo colaborativo, para irme desmarcando de la idea autoral pre concebida.
Con la comunidad desde un inicio hemos ido registrando los relatos relevantes de forma escrita, esas conversaciones informales que se repiten constantemente por que son parte de la identidad cultural de las personas y es su verdadera historia, esa que recuerdan y llevan a flor de piel. Hemos estado trabajando en ello, armando un mapa cultural de la localidad con relatos y fotografías, sobre todo antiguas, para armar esta narración colectiva que los identifique como ellos esperan. Los procesos de recopilación y selección han sido participativos, algunos en Arica, otros en Esquiña, lamentablemente ha sido difícil juntar a demasiadas personas, pero hemos ido trabajando con pequeños grupos de personas. Una de ellas fue la señora Dina, que amablemente participó compartiendo las fotografías de su difunto esposo Doro. Mantenía un interesante archivo y además fueron los últimos pasantes de San Santiago, antes que la fiesta dejara de realizarse.
Actualmente la diseñadora ha enviado 3 propuestas para dar a conocer a las personas de la localidad y que ellos decidan la paleta de colores que más los refleja y el nombre que llevará este “mapa cultural de Esquiña”. Espero poder sociabilizarlo pronto con las personas de la localidad pues estos días el clima ha sido un factor determinante en los planes que teníamos previamente organizados.