Recorrer la isla desde los espacios íntimos, desde los modos de habitar, desde lo performático imperceptible. Continuamos con nuestro puerta a puerta, recolectando intereses, búsquedas, estéticas, deseos… cada conversación ha sido enriquecedora para la construcción de la primera performance que se aproxima, donde aparecen las singularidades de cada habitar. Las casas, las familias y sus integrantes hacen emerger preguntas respecto a la práctica artística y a la posibilidad del lenguaje contemporáneo en el presente de la isla, donde los intereses particulares aparecen a través de una especie de susurro. Tratamos de ahondar en ese deseo secreto, en quienes lo guardan más silenciosamente y en quienes se atreven a impulsar la posibilidad de crear para este primer encuentro performático en la casa de la Señora Clotilde.
Es en este recorrer que nos encontramos con una pareja que nos sumerge en nuevo viaje. Son Valdo y la Sra. Marina, ambos de ochenta y tantos años, él presidente de la junta de vecinos, ha vivido toda su vida en la isla, la isla la ha quitado y dado todo, creó el club deportivo, y lucha día a día porque su comunidad sea la más unida de la isla, donde se propone derrotar el individualismo y hacer que sus vecinos se dispongan completamente al otro. Ellos abren su casa, su historia, sus reflexiones y su material fotográfico que es el único archivo al que hemos tenido acceso que nos muestra algo de la historia de la Isla del Rey. Entonces nos absorben las imágenes, libretas de familia, copas deportivas y los muchos objetos que dan vida a este habitar. Así, comenzamos inmediatamente a trabajar colaborativamente en varios proyectos creativos que se entrelazan con las posibilidades performativas, y por supuesto, su casa se abre como una de los espacios donde se desarrollará próximamente una de las performances.
De este modo se inician procesos de creación colaborativa de manera paralela, los cuales pretenden emerger en el encuentro de la primera performance.