Ya llegamos al 26 de noviembre con el mayor porcentaje de la película rodada, dándole partida a la etapa de montaje y post producciones de sonido y color. La pampa se detiene por un rato y pareciera que todo está tal cual como ese 21 de septiembre, solo que ya no hace tanto calor, o nosotros nos acostumbramos al desierto.
Lo cierto es que nada cambió. Una de las cosas que nos llama la atención de este territorio es que todos los días son iguales, a menos que la gente haga algo distinto, que es justamente unos de los objetivos principales de este proyecto: ser capaces de generar una provocación a una escala lo suficientemente grande que la comunidad se haga parte, se reactiven vínculos colaborativos en un común que habla constantemente en pasado. Es con esa encomienda, en efecto, que partimos con un bus lleno de hombres, mujeres, jóvenes, y niños a las cuatro de la mañana, antes de que salga el sol, disfrazados de astronautas con buzos de polipropileno, a esperar el amanecer en este “nuevo planeta”, y con esto un nuevo imaginario de la pampa. Como dice George Steiner “no es el pasado el que nos domina, si no las imágenes del pasado” y la única manera de liberarse de retrotraer la historia es con nuevas imágenes capaces de dialogar, pero también cuestionar la mirada tradicional de nuestro entorno.