Este sábado nos reunimos en el club de adulto mayor, con toda la comunidad interesada que pudo asistir este primer encuentro abierto a todos los habitantes de Villa Dorotea.
Niños, jóvenes y adultos concurrieron a saludar, estar presente, escuchar y opinar frente a esta residencia de arte colaborativo, el círculo, el saludo, la presentación fue desde el inicio el eje que busca crear instancias de confianza y diálogo transversal.
Las fronteras en estas zonas unen mas que dividen, vecinos argentinos, compartieron sus ideas comprendiendo que son parte de estos procesos que construyen espacios para hablar de temas que el cotidiano oculta.
Soy un visitante que como tal tengo que presentarme a este sur profundo donde la memoria se hace amnésica para algunos pasajes de su historia, como un reflejo de un Chile que siempre oculta su pasado mas cercano, hablar del conflicto mapuche, hablar del ser mapuche, hablar de la dictadura militar, es un sinónimo de un ser conflictivo y poco aporta a estos “nuevos tiempos”.
La memoria debe reconocer todos los procesos de un territorio,
yo no soy un ser triste,
yo no soy un ser feliz,
la tristeza es un estado del ser humano,
como también lo es la alegría y ocurren en determinados momentos de tu vida,
como el sufrimiento, el dolor y muchos otros estados.
Reconocer la memoria como contenedor de estos estados,
Reconocer la memoria como contenedor de momentos, que aunque sean dolorosos hay que recordarlos.
Recordar para no olvidar
Recordar para sanar
Recordar para que no vuelvan a pasar
o no sigan pasando
Reconocerse como mapuche ya que la gran mayoría de los habitante de Villa Dorotea lo son, es parte de las conversaciones que este proceso de activación de memoria busca reconocer.