-¿Saben lo que es un mapa?
-Un mapa político.
-Donde viven los países.
-Una aplicación del celular.
Fuimos al colegio de Pargua a buscar las memorias de las niñas y niños que plasmamos en un mapa. En términos temporales, al tener menos años de vida, sus memorias son breves, sin embargo, son memorias libres, llenas de imaginación en una exquisita mezcla de sueños, magia y realidad.
Estuvimos con el segundo básico de la escuela de Pargua mapeando, dibujando, pintando, pegando imágenes que trajeron de sus casas y conversando sobre nuestro territorio, sobre el lugar que habitamos.
En las líneas del mapa también nos hemos perdido. Para ellxs los sectores son difusos. Pareciera que lo único claro es el mar, aquel canal que marca los límites de la tierra donde “El Trauco”, el gran transbordador nuevo, navega y marca el espacio.
Entre imágenes de abuelas, vacaciones de familias, casas ajenas, coches y objetos antiguos, aparecieron dibujos y relatos de barcos y sirenas. La Pincoya, el Caleuche, Caicavilú y Tentevilú. El Chivato, el Culebrón, la Fiura se mezclaron con cerdos, corderos, peces, pulpos, chupacabras, gaviotas, árboles y otros seres que lxs peques pintaron entre palabras que sonaban al mismo tiempo. “Las fotografías son antiguas porque son en blanco y negro”. “Y la familia es lo más importante” fueron algunas de las frases que nos regalaron en las conclusiones.
Las niñas y los niños son inquietos. Se mueven rápido. Pasan unxs sobre otrxs. Hablan todxs a la vez. Opinan, gritan, se suben sobre el mapa, reclaman atención. Escuchan abriendo los ojos con sorpresa cuando les dices algo para ellos desconocidos. Aprenden haciendo. No tienen tapujos y se atreven libremente a dibujar y crear mapas universales. Se ríen y te sonríen. Transmiten vida e ilusión.