Terminamos nuestra obra colaborativa en telar que realizamos con la Junta de Vecinas de Chayahue y la señora Florentina Maricahuin, quien fue la profe que nos transmitió todo su conocimiento en el tejido.
El cierre con este grupo fue distinto al de Maulikan, ya que fue en privado, solo entre nosotras, pero no por eso menos disfrutado, compartido, evaluado y, sobre todo, comido.
Nos juntamos en la sede como siempre y nos dispusimos a terminar los últimos detalles y a conformar lo que sería la pieza final. Para ello, cada una fue llegando con su telar terminado. Priscila fue quien hizo primero un par de propuestas de cómo se imaginaba que podrían quedar los 8 tejidos unidos. Yo tenía en mi cabeza otra idea y, la señora Marta, otra más. Finalmente, y luego de estar probando varias opciones con algunas de ellas, decidimos hacer “la estrella”, como le decía la Señora Marta a su propuesta, a la que le agregamos un par de “bajadas” con aquellos telares que quedaron más pequeños en su proceso. En esto nos demoramos bastante, más de lo que pensábamos, pues el montaje nos llevó bastante trabajo. Guillermina fue la encargada de unirlos al centro mientras el Seba y yo, los de montarlos desde el techo. Así nuestra obra quedó bella. Un telar colaborativo formado por 8 tejidos, el de la comunidad participante y el que yo he tejido que, entre todos, unidos, conformaron una sola gran pieza de arte que hoy recibe a toda persona que llegue a la sede de la Junta de Vecinos.
Mientras nosotras nos dedicamos entonces a armar y montar la obra, para lo cual al Seba le tocó ayudarnos bastante, otras de las chicas y la señora Candelaria se dedicaron a preparar la comida de despedida. Yo no podía creer que había tanta!!! Las chicas organizaron por sorpresa una Cazuela de ave que hicieron en la misma sede para nuestra despedida. Yo llevé una fuente de empanadas de manzana que encargué a la señora Maritza, bebidas, hierba mate y canapés para un cóctel. La señora Florentina llevó de regalo un kuchen que hizo ella y la señora Jovita otro más para compartir. Finalmente, Priscila llevó pan amasado así que ufff, la comida abundó. Estaba riquísimo todo pero, para mí los más bonito es que como yo no como cazuela de ave, a mí me tenían de sorpresa una ensalada con mariscos!!!, así que, la alegría fue mayúscula.
Tras nuestra abundante comida, hicimos una suerte de ceremonia de finalización, de agradecimientos y comentarios. En ese momento les entregué de regalo el cuadro-placa que diseñé, que quedó instalada junto a la obra. La señora Florentina les llevó de regalo un precioso colgante hecho en manila, y ellas nos tuvieron a cada uno de nosotros, a la profe, al Seba y a mí, un regalo de despedida. Fue emocionante.
Tras ello seguimos comiendo y mateando un rato, mientras también las chicas evaluaron. Chayahue se vistió así de gala, y ahora la fría sala de la sede vecinal se ha vuelto más acogedora y cálida, con nuestro hermoso tejido colaborativo hecho por: Florentina, Marta, María, Yeka, Priscila, Jimena, Guillermina, Candelaria, Jovita y yo, la señorita Viviana.