Nos esperaba un largo viaje, desde Santiago al Valle de Lluta, un total de 2.100 kilómetros de trayecto en auto. Para comenzar nos reunimos todo el colectivo en Mall Plaza Egaña, cargamos nuestro auto, lo llenamos de bencina y partimos rumbo al norte. A la altura de Pichidangui almorzamos, ya en la tarde llegamos a La Serena donde pasamos la noche y compramos provisiones para los siguientes días.
Al otro día partimos de La Serena en la mañana, rumbo al Parque Nacional Llanos de Challe. En el camino nos encontramos con una gran sorpresa: El Desierto Florido, paramos a tomar fotos en medio de las pampas llenas de flores y aislados cactus. Esa noche dormimos en nuestras carpas frente al mar, iluminados por la luna llena.
Al día siguiente seguimos nuestro recorrido por la Ruta 1, a la derecha el desierto y a la izquierda el mar. Atravesamos sorprendentes paisajes, como el parque Nacional Pan de Azúcar, para llegar en el atardecer a Taltal donde pasamos la noche. Al cuarto día partimos en la mañana hacia Hornitos, en nuestro viaje encontramos una picá de camioneros en La Negra, sector industrial de Antofagasta, y en la tarde pasamos por Mejillones para abastecernos de provisiones y conocer la casa de la gitana Jovanka de la famosa teleserie Romané, esa noche acampamos en la playa de Hornitos.
El día siguiente fue un día tranquilo sin percances, seguimos la ruta por la costa y nos encontramos con un cementerio abandonado llegando en la tarde a Iquique. El último día de viaje era el trayecto de Iquique a Lluta, por la ruta 5, por un paisaje en su mayoría desértico, hasta que llegamos a Cuya ubicado al fondo de la quebrada de Camarones donde paramos a comer un sándwich de mechada típico de ese lugar, luego seguimos por las pampas del desierto hasta llegar Arica. En la ciudad después de pasar al supermercado tomamos la ruta internacional para adentrarnos en el Valle de Lluta, emocionados por llegar al hogar temporal que nos acogerá por los próximos tres meses.