Desde que llegué a Puerto Williams he tenido muchas reuniones de presentación del proyecto a distintos colectivos que forman parte de la comunidad, así como a las autoridades locales. La verdad es que Williams es un lugar muy particular, no sólo por su gran aislamiento geográfico y clima polar, sino que también, y probablemente por lo mismo, porque posee cantidad de instituciones y autoridades, todas reunidas en un mismo y pequeño espacio. Por un lado, está como en toda comuna el municipio, como gobierno local territorial. Pero aquí tenemos también Armada y Gobernación, dado que es un punto estratégico para el país en términos de fronteras y soberanía. Por ello a veces pareciera, que estamos inmersas en un pequeñito, muy pequeñito y particular “país”.
Esto mismo tal vez provoca, que existan aquí muchos y variados grupos de personas, los cuales están de algún modo separados provocando disgregación y que, para el caso de esta residencia, genera que tenga que tener paciencia en cuanto a aprender a manejar y adquirir los ritmos y tiempos locales para poder llevar a cabo el proyecto. Como santiaguina y residente habitual de capitales, estoy acostumbrada a un ritmo en el cual, “todo es para ayer”, pero aquí las cosas son con calma, con tranquilidad, con sonido de aves y con respirar… Sumado a este aprendizaje de poner freno a mi acelerador, he tenido que ir poco a poco acostumbrándome a la idea de la reunión. En Williams yo creo que les gusta reunirse, así que, si yo pensaba en unas tres a cuatro máximo reuniones de entrada, he ido aprendiendo que no, que aquí debo ir reuniéndome y encontrándome con cada uno de estos grupos para contarles en qué consiste la residencia y cuál es el proyecto que propongo desarrollar acá, la llamada carta de navegación, con la que hemos venido a trabajar.
De ahí que he tenido reunión con la comunidad yagán, como pueblo originario de este territorio, quienes considero tienen mucho que decir sobre el proyecto y cualquier cosa que se haga en este lugar. También, con los llamados “civiles”, es decir, los habitantes (en su mayoría chilen@s) que residen y habitan esta isla hace ya tantos años y que no pertenecen a los navales. De ellos, he tenido reuniones con el comité cultural, porque aquí existe para mi alegría un comité que piensa en la cultura local; también con muchos profesores del único colegio-liceo que hay y que, de algún modo, es el espacio de congregación de todo el mundo, una suerte de centro social de relevancia local del que han participado también en la reunión, un par de representantes estudiantiles, de jóvenes que espero se contagien y vayan uniendo más y más a este proyecto. Sumado a ello nos hemos reunido con personas ligadas al municipio y con otros y otras habitantes de a pie, ya que como he reiterado varias veces desde que llegué, para poder ser parte de esta obra colaborativa, no hay que estar agrupados necesariamente, todos y todas son bienvenidas a ser parte de él. Por lo mismo y por otro lado, también me he reunido y visitado a personas claves del lugar como los pescadores, que aquí abundan ya que la actividad principal de economía local está ligada a la pesca de centolla. Con la Armada también por su puesto, con varias de sus autoridades, quienes me han recibido y quienes son personas claves e históricas de este lugar. Durante este tiempo he ido asimismo, a la reunión de la junta de vecinos y a la del club socio-cultural Canal Beagle; a la radio local a hacer llamados, a la gobernación desde luego, y en julio tuve una reunión particular con la comunidad huilliche que es bastante numerosa y organizada por acá, la cual también ha estado invitada a todas las reuniones mencionadas. Es decir, que he estado en varias instancias contando, reuniéndome, encontrándome con quienes podrían ser el colectivo de personas con quienes desarrollaremos, en este tiempo que nos queda, nuestro proyecto “Confines, donde navegan los tiempos…”
Por suerte, tras la última reunión que sostuvimos en la Casa de la Mujer, sede que hasta ahora nos ha estado acogiendo, a la cual agradecemos ya que nos cobija del frío, pareciera que la cosa ¡va tomando forma! Al fin, hemos llegado a un cierto consenso y a decidir, por dónde empezar a probar posibilidades de la obra a realizar, siguiendo la propuesta que les he hecho la cual, no voy todavía a develar…
Sólo decir que las esperanzas me han vuelto tras esta última y más amplia convocatoria que tuvo la reunión y que, justo tras ella, Puerto Williams amaneció con un hermoso y algo más caluroso sol. J La gente en las calles se ha quitado las parkas y chaquetas, y algunos hasta el jersey dejaron fuera. Por mi parte, aún sigo abrigada ya que mi cuerpo no se habitúa a este clima, pero el brillante sol de hoy me llena de ilusión y alegría a que junt@s haremos aquí, en Puerto Williams, Cabo de Hornos, un proyecto y obra que pueda ser un aporte a la comunidad y a la reflexión acerca de la identidad local.