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Residencia: Confines, donde navegan los tiempos… Cabo de hornos - Puerto Williams, Magallanes y Antártica - 2017 Residente: Viviana Silva Flores
Publicado: 19 de octubre de 2017
En mi propia trampa…

Este año pensaba que la residencia iba a ser más tranquila y sencilla. Al menos el plan inicial en mi cabeza era ese. Pero luego vino la visita al territorio y todo cambió…

Escuché a la comunidad, a las personas con quienes me reuní y terminé elaborando un proyecto grande, grande y ambicioso una vez más, que implicara una obra tipo instalación que quedase en la comunidad. Así que, ahí vinieron las trampas!

Me entrampé con la posibilidad de trabajar con las trampas centolleras y elaboré varias propuestas con ellas. Como comenté en alguna otra bitácora, vine con un plan A, B, C y D, considerando las dificultades de aislamiento y climáticas propias de este lugar, así como la posibilidad de que las trampas no interesaran para trabajar. Sin embargo, para mi alegría, cada vez que presentaba el proyecto en esas tantas reuniones que he tenido para ello, tod@s enganchaban de inmediato con la trampa como objeto posible local-identitario y, las personas asistentes comenzaban a opinar y a dar ideas sobre cómo hacer la instalación, sobre cómo empezar, montar, construir, etc. Así que, tras los encuentros llegaba motivadísima a la casa porque en el fondo, parecía que la cosa iba bien encaminada.

Sin embargo, como decía me entrampé, pues al final, la convocatoria no ha sido como esperaba y creo que a mucho ruido, pocas nueces para echar a andar la máquina. Además, el plan A, la idea inicial y original era tan grande y compleja, que también la burocracia de las instituciones no me dejó continuar por la idea inicial.

De ahí que tras varios encuentros por aquí y por acá, tras ir cambiando las estrategias sobre a quién acudir, sobre cómo convocar, de deprimirme a ratos y sentirme muy sola en este lugar, barajé la posibilidad de no realizar la instalación y de seguir adelante sólo con el video y los ejercicios de reflexión que en el fondo, tenía también programados y que tampoco se han podido del todo realizar. Pero, cada vez que decidía esa posibilidad de abortar y cambiar radicalmente, aparecían unas personas que me motivaban a seguir y que me manifestaban su interés en realizar la instalación, una vez más, flipando con los bocetos e ideas y mostrándome sus ganas en que hagamos juntxs la obra con las trampas centolleras. Así que, caí en mi propia trampa porque al final, me encuentro una vez más sobre exigiéndome para sacar adelante un proyecto que partió por escuchar a la comunidad, por recoger esas voces que me presentaron y que pidieron que “hiciéramos algo”, mismas voces que después nunca llegaron o que me plantaron. Mismas voces que muchas veces me dicen a todo que sí, pero que luego se esfumaron… Aun así, aquí estamos, dándole pa’ adelante. Avanzando en la realización de la instalación en base a las trampas que hemos reciclado, con Pamela y José quienes llegaron al proyecto súper motivados, con Katy y su marido quienes también ahora se integraron, con Melany, Silvana y Valentina y, con la ayuda de varias personas que aunque no metan las manos en la masa, colaboran en gestiones y soluciones de problemas aledaños. Tod@s con quienes intentamos finalmente, sacar adelante el plan B que al fin se está concretando.

 

 

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