En Puerto Williams las Fiestas Patrias también se festejan por lo alto como en todo el país. La gente se reúne a bailar, comer y beber la “comida dieciochera” en la sala de uso múltiple donde se realiza la ramada oficial organizada desde el Municipio. Pero aquí los festejos no fueron sólo los 5 días que tocó este año, sino que desde el fin de semana anterior, en que la agrupación de comerciantes del barrio comenzó a celebrar, en la Plaza Abuelo Felipe, con actividades recreativas estas fiestas. De ahí que hubo desde hace varios días juegos tradicionales, cueca, choripán, helado de invierno y mote con huesillo. Por suerte, ese sábado al aire libre de juegos tocó con sol y hasta con un poco de calor.
Sin embargo, a pesar de tanta celebración, para mí las fiestas pasaron algo desapercibidas. La verdad, es que no soy muy partícipe de ellas por varias razones ligadas a lo que representan y a esa Historia que cuentan. Se supone que festejamos nuestra independencia, que dejamos de ser una colonia española, pero yo me pregunto si realmente alguna vez, ¿hemos dejado de ser colonizados? Si acaso, ¿somos un país libre y soberano? o como plantean algunas voces disonantes de migrantes en Madrid que conocí, varios de hecho chilen@s, ¿hemos dejado de ser negros? Miro a mi alrededor y no lo veo. De hecho, en este lado sur del país, solo alusiones a conquistadores como “héroes” que nos trajeron la civilización y el progreso, sólo nombres de calles dedicadas a ingleses, holandeses y croatas, pero ninguna o casi ninguna, referencia a nuestros orígenes. Puerto Williams se llama esta ciudad que para los yaganes era Upushwea. Me pregunto entre tanta bandera, chicha y cueca (que solo escuchamos masivamente en estas fechas) ¿qué es esa tan celebrada chilenidad de estas fechas?
En fin, no quiero ser una aguafiestas, porque también es verdad que a todos nos gustan los festejos y nos merecemos como pueblo tener en el año nuestras fiestas. Tal vez incluso, debiésemos tener más en el año que nos ayudasen a poder salir de esa rutina de agobio y estrés capitalista en que vivimos l@s ciudadan@s. Pero también, la verdad es que éstas en particular no me gustan tanto porque soy casi vegetariana y entonces en ellas, nunca puedo comer nada!!! Jejejje Menos en lugares como éste, en que las disidencias, miradas y costumbres diferentes son más escasas. La Patagonia no es sólo centolla, también es carne, asado magallánico y todas esas cosas, pero verduras, pocas. En fin, sea como sea, aquí dejo algunas imágenes de Williams de fiesta.