Debemos reconocer que nos da muchísimo gusto el ver el proceso de creación que llevan el grupo de mujeres participantes a través de sus bordados. Muchas de ellas solo sabían algunos puntos básicos los cuales compartieron en una primera etapa. A través del proceso del mapeo colectivo del territorio, develamos realidades y contradicciones, como también la fuerte segregación y rivalidad entre juntas de vecinos por temas políticos y sociales. En este grupo heterogéneo de mujeres, participan mujeres que se evitan y no se hablan, aunque poco a poco las distancias se van acortando y se va generando un diálogo interesante que a veces está muy permeado por prejuicios e ignorancia.
Los textiles y sus técnicas convocan y producen interés en aprender en la comunidad, no solo en las mujeres, también en los niños y niñas que no tienen prejuicios de experimentar con juegos sin género, o aprender a bordar en el caso de los niños. Los textiles son un aliado en nuestras estrategias de convocatoria y participación, por medio de los vibrantes colores que usamos, sus creadoras transmitirán una consigna social, un mensaje dirigido a la comunidad, un mensaje para despertar conciencias, un mensaje para relevar y resignificar las realidades de un territorio profundamente herido y dañado por el brutal neoliberalismo y la desidia de sus dirigentes sociales y políticos.