El tema de la muerte se ha hecho muy presente este último mes. Aunque en realidad está siempre ahí, a la vuelta de la esquina: es una realidad que enfrentamos desde el momento de nacer. En nuestra cultura la muerte es un tema incómodo, un asunto que se trata con frialdad y prisa, algo que tratamos rápidamente de olvidar. Sin embargo, la cultura mapuche se aproxima a la muerte desde otra perspectiva. Y es más, en el mundo popular huinca, en la tradición campesina, la muerte también tiene un lugar especial. Hace algunas semanas, las vecinas llegaron molestas porque a una ex socia, recién fallecida, la habían sacado de su casa apenas muerta y la habían ido a velar en cambio a la iglesia. “A mí me velan en mi casa miechica!”, decía la Señora Teresa, marcando su firme decisión con un golpe de puño en la mesa. Así, a través de la conversación, hemos entendido lo importante que es el momento del velorio, el despedir el alma del finado como corresponde, el recibir a la gente en la casa, en “solidarizar con los dolientes”.
Siguiendo con nuestras actividades del Club de Cine de Hualpin, hoy fuimos con los niños a grabar al cementerio. A través de ejercicios de movimiento y composición en el espacio, poblamos los encuadres de niños – o del futuro – pensando en los testimonios de audio de las señoras acerca de la muerte. Desde el aire, podíamos ver las tumbas y a los niños correr alrededor.
Mañana es nuestro último día de grabación. A partir de aquí viene el proceso de montaje y por último la muestra, que es una instalación de los distintos trabajos audiovisuales que hemos realizado con la comunidad en el territorio.