“Cerrado por navidad” anunciaban los carteles colgando de las puertas de los negocios el lunes 24 de diciembre. La primera salida tempranera en bicicleta a comprar el pan indicaba que este día sería para estar adentro, en casa, junta y cercana, al lado de los queridos, de conocidos, de las cosas familiares o en fin, de mismidades personales. Con esta buena excusa para recapitular y mirar reflexivamente lo vivido, me puse a revisar fotos, a escuchar audios de entrevistas y conversaciones, a revolcar papeles, a esculcar cuadernos, a releer bitácoras y hasta a hacer cuentas respaldadas con boletas de los últimos dos meses y medio de residencia de arte colaborativo.
Me doy cuenta que ahora mi “preguntario” ya tiene varias preguntas con respuesta. Que el mapa de Linares ya tiene otros sentidos de tanto andarlo por sus cuatropuntos cardinales. Que los nombres de personas referidas por otras, anotados en papelitos a manera de citas pendientes, ya tienen en la mente -y cómo no en el corazón- un acervo de historias compartidas de creación y aprendizaje. Me doy cuenta también que la agenda es el punto de contacto entre el residente y la comunidad que habita el territorio. ¿Qué es entonces de los residentes, de las residencias de arte colaborativo en Chile en estas fechas? ¿Cómo se pasa una navidad en territorio?
Para no perderme en detalles personales que nada tienen que ver con el arte colaborativo, comparto algunas reflexiones sobre pasar una navidad aquí, enco_ser_aquí:
¿Donde estoy? ¿fuera del territorio? ¿adentro? ¿lo porto conmigo? ¿Cuál es el límite entre la Camus IV y la Camus V? ¿Cuál es el límite entre un día de trabajo de la residencia y un día feriado y cerrado (por navidad)? Si entre los primeros mensajes del celular se encuentran varios (sino todos) de los nuevos amigos linarenses contándome sus planes navideños ¿Cómo no fundirme con el territorio y celebrar este día? Si existe la Not-Mayo, sin duda desde hace tiempo que celebramos la not-navidad por el mero hecho de juntarnos, porque otros se juntan. Todo lo hemos vivido y a la vez visto desde ese abstracto afuera, en la pantalla del celular, nuestra gran herramienta en esta residencia y que hoy me posibilita el encuentro con muchos seres queridos de la zona. Aquí también opera lo transmedia, cuando le has puesto nombre a la imagen, cariño al texto y lugar a los olores y sabores. He sido (hemos sido) muy afortunad_s de ser recibidos por personas tan cálidas, y con esto quiero referirme a la familia escogida o al menos la que me escogió para invitarme a su mesa esa noche.
No quise en algunos momentos comunicarme con mi familia en Colombia, para no dejar de estar aquícon toda mi atención. Pero inevitablemente una parte invisible mía estaba allá. ¿En cuántas navidades estuve aquella noche cada que abría el celular? ¿Qué estaban haciendo mis compañeros de residencia en sus casas? El abuelo de Consu habrá llegado bien de su viaje? ¿Habrá traído la nutella vegana? ¿Mechi y Marian estarán en Atalaya o en su casa de Valpo? Akira aguantará despierto hasta las 12 o caerá dormido?
Debo confesar que sentí un poco el vacío de bajarme del bus co_ser_aquí, al recordar el mundo antes de esta residencia e imaginar el mundo que le precederá, vislumbrando con tristecilla la partida del territorio y preguntándome cómo mantener vivo cada lazo relacional que construí con todos estos seres, que de alguna forma son ahora parte de la vida. ¿Seguirá operando lo transmedia allí? o habremos de buscar otra manera de seguir cosiendo este tejido?
Por: ConsuAle