Hemos comenzado la construcción del Rancho de Casquero que será el lugar en el que entregaremos el libro a nuestra comunidad. Hemos acordado no llevarlo a Puerto Natales, solo realizaremos el lanzamiento acá, en el Rancho, y luego enviaremos ejemplares a la biblioteca de la comuna.
Construir el rancho es re-construir un lugar, levantar, en el “patio” de la escuela, en el centro comunitario, este habitáculo que recibió a los primeros habitantes de esta localidad, es el primer paso para concretar una idea algo más ambiciosa, y que se ha ido gestando durante las conversaciones en torno al rancho: Levantar un museo que preserve el patrimonio vinculado a la extracción forestal en Seno Obstrucción, principal actividad de la comunidad.
La construcción del rancho apareció en una relatoría oral, la nostalgia con que se recordó los ranchos, primer hogar de muchos de los habitantes, las características que se empiezan a diluir en la memoria, la dificultad que teníamos, los niños y quienes veníamos de afuera, para visualizar las dimensiones, texturas, sensación de cobijo que entregaban esos ranchos, nos impulsó a orientar nuestros esfuerzos hacia levantar uno y que se transforme en un soporte para nuestras historias, una muestra material de aquello que muchos de los relatos evocan y que nuestras imaginaciones proyectan.
Las técnicas de construcción disponibles hoy facilitan el trabajo, intentamos, sin embargo, construir utilizando la tecnología y las formas disponibles en la época a la que hace alusión el rancho. Quedo fascinado con la habilidad para utilizar el hacha que tiene Panchito, quién diseña, proyecta, construye y dirige esta obra. El hacha es su sierra, nivel, martillo, cepillo y serrucho. Los cantos son emparejados a hachazos, las medidas son marcadas con herramientas armadas con trozos de madera que las representan, las líneas de marcas son proyectadas visualmente, el largo de un casquero es alcanzado por corte directo del hacha. Para mí es una técnica invaluable, no sé como capturarla, compartirla o celebrarla. Un pulso preciso.
Es hermoso verle trabajar la madera de esta manera, me emociona como el tronco queda preparado para ser parte de una muralla, como una muralla queda a la espera de ser parte del rancho, como construir es también rescatar, compartir, revivir y darle cuerpo a lo bello.