Me quedé con los crespos hechos y la mesa servida, nunca llegaron los convocados, el jueves 13 por la tarde habíamos agendado una reunión con la Agrupación Cultural La Escuelita, durante la semana me confirmaron la asistencia, pero lamentablemente no llegaron y tampoco dieron una excusa, ese día los estaba esperando con picadillo, bebidas y tenía la intención de mostrarles algunos audiovisuales de otras residencias de arte colaborativo, en fin, es lamentable ver que no existe interés en la convocatoria, pero como soy porfiado, voy a seguir insistiendo y cateteando.
El viernes me reuní con Álvaro Soria, encargado regional de Red Cultura en Antofagasta, para contarle detalles de mis dos primeras semanas en Baquedano, desde un principio ambos supimos que no iba a ser fácil la convocatoria, ya que en julio pudimos corroborar el deteriorado estado de las relaciones entre el municipio y la Fundación de Cultura y comunidad. En aquella oportunidad tuve reuniones con cada una de las agrupaciones culturales y juntas de vecinos de Baquedano en donde me anticiparon que no trabajarían en la residencia si estaban involucrados el municipio o la Fundación de Cultura. Álgido panorama ya que la idea de esta experiencia es trabajar en coordinación con las instituciones del territorio y su comunidad.
Álvaro se comprometió a solicitar el apoyo formal del Municipio a la residencia de arte colaborativo y yo, este fin de semana me dediqué a contactarme con todas las agrupaciones culturales y juntas de vecinos para convocarlas a la reunión del día martes 18. Al mismo tiempo junto a mi equipo de apoyo estamos diseñando un afiche tipo para hacer difusión de la residencia y de todas las actividades que se generarán a raíz de esta experiencia.
Aprovechando mi viaje a Antofagasta llevé mi computador al servicio técnico ya que no estaba al 100%, mientras esperaba su reparación, aproveché de comprar algunos materiales, insumos y artículos personales, ya que, en Baquedano todo es más caro.
Si hay algo que amo del desierto son sus atardeceres y este fin de semana fueron realmente hermosos, desde la ventana de mi casa veo su inmensidad y como varían sus colores a medida que cambia la luz, en mi cabeza resuena la idea de reflejar su belleza de alguna forma poética en el proceso o en la obra y a la vez me doy ánimo para no bajar las energías, cuando las condiciones son adversas a veces es más apasionante el desenlace.