Casi al iniciar nuestra residencia, durante las primeras semanas, conocimos al taller Manos de María que trabajan con reutilización textil, en un comienzo pensamos que gran parte de la residencia la haríamos con ellas, pero los caminos nos llevaron a estar más enfocados en el sector de Cardonal por su antiguas y reconocidas tradiciones como lo son l@s tejedores en lana de oveja y su estilo de vida en torno al mar.
La tela mural está casi lista, pensamos que solo nos faltaba un lugar especial para esta, como un soporte o algo similar, pero comenzamos a ver otros detalles como lo es el borde de esta tela, nos fijamos que se estaba deshilachando y necesitábamos la ayuda de expertas con máquinas de coser, por esta razón recurrimos al taller Manos de María que ya nos habían ofrecido de su ayuda en esta cruzada por Pelluhue.
Nos reunimos con la Señora Zulema, perteneciente a esta agrupación, para que nos ayudara con sus conocimientos, en una oportunidad fue a acompañarnos en el proceso de “pintar con lana”. En un principio creímos que solo debíamos hacer una costura en la orilla, pero debíamos agregar otra tela de refuerzo y hacer una costura por todo el borde. Con la ayuda de la experta comenzamos estirando la tela mural en el piso donde la medimos con una huincha para verificar que todos sus lados estuvieran más o menos parejos, ya que al utilizar la técnica de fieltro y bordado, la tela se iba encogiendo e iba quedando de medidas diferentes en todos sus costados. Marcamos toda la tela, en algunos puntos usamos como regla un tubo de PVC, para luego marcar la tela de algodón con un plumón negro y así poder seguir estas líneas guías para poder cocer con la máquina. Cortamos las telas para que quedaran alineadas y poder pasarlas simultáneamente por la máquina de coser, en este proceso nos fuimos turnando y calculando bien dónde teníamos que cortar, solo teníamos una oportunidad para que quedara bien, si hacíamos mal un corte todo el trabajo de semanas se podría haber arruinado y muchas personas podrían haberse frustrado, pero encontramos a alguien que nos dio toda su confianza para dar este paso.
Hacer las costuras fue un logro para ver que íbamos bien, y así nos pudimos relajar. Al terminar la costura por todo el contorno de la tela mural, la extendimos nuevamente en el piso y vimos que nos quedó mucho más firme con la nueva tela que agregamos y el borde quedó sin las hilachas.
Esta tela mural ya ha pasado por varias manos, casas y también por distintos sectores desde Cardonal a Pelluhue, se ha ido moviendo varios kilómetros y con estas mismas acciones, sin querer, hemos ido integrando conocimientos del área textil que en un principio la verdad ni imaginamos que iría resultando, se han conocido entre agrupaciones y se han cruzado saberes. Hoy, una vez más, nos vamos agradecid@s de las personas que se han integrado a colaborar con sus conocimientos en este proyecto.