BitácoraResidencias de arte colaborativo

Residencia: A-ISLADAS: poética de los cuerpos huilliche Castro - Quehui, Los Lagos - 2017 Residente: Paula Baeza Pailamilla / Paulamilla
Publicado: 19 de diciembre de 2017
El cierre

Fin de año escolar y el colectivo Misterio está medio desarticulado. Terminamos delineando nosotrxs los últimos detalles, los niños y niñas tienen programadas otras actividades como la participación en las olimpiadas inter escolares de Chiloé, visitas de otros profesionales para medir y pesar sus cuerpos en un estudio sobre la obesidad en el archipiélago, y el cierre del proceso escolar, con su debida preparación técnica. El tiempo escasea, así que nos acomodamos al devenir y terminamos como pudimos la composición colectiva. Hoy el ambiente es de relajo y espectáculo, son las presentaciones de los talleres artísticos y deportivos, así que se armó una exposición y estamos invitados a la convivencia del cierre.

Se ve que es el “último día, nadie se enoja”  y se nota el alivio de por fin no estar sentado en el pupitre, ojalá quietos, ojalá limpios.

Fue un desafío grupal esta intervención rural, fue interesante interpelar a estos cuerpos separados por género dentro de una educación estatal obsoleta en cuanto a sus dinámicas que estancadas en el conductivismo, padecen el drama de un sistema educacional del siglo XVIII europeo, sin memoria ni identidad local. No se busca la reflexión ni las instancias de activación colectivas, más bien la aceptación y moldeamiento individual bajo un paradigma neoliberal de comportamiento.

Es 19 de diciembre, está despejado, los niños y niñas se les ve en sus caras achinadas que les gusta lo que hicieron. El colectivo Misterio por fin puede cerrar la minga de mural. El vecino que vive frente al colegio agradece la intervención, nosotros a él, ya que  prestó su escalera porque la del establecimiento escolar estaba podrida por el tiempo, igual que los colegios.

La gente de la isla que circula por el camino de tierra y los/as docentes del colegio reconocen y agradecen. Nosotras estamos cansadas, en dos días tenemos que partir de Quehui, hay que devolverse a la warria santiaguina, al wekufe mal oliente. Son múltiples los aprendizajes, de un proceso territorial que nos mostró telares identitarios subterráneos escondidos de la diáspora inquisidora que a primera vista no se muestran, pero como raíces viven. Nos vamos con la sensación que se lograron pequeñas activaciones que claramente no cambiarán el modo  en que los/as chicos/as están siendo moldeados, pero creemos que funcionan como puntos de fuga a una realidad que huye de sí misma hacia afuera. Nos quedamos con la sensación de que hay un conocimiento que se resiste a su extinción y algo de lo que intencionamos desde la práctica queda rebotando.

Nos convocan al acto a las 11 de la mañana. La presentación de todos los procesos creativos que se llevaron durante el año en el colegio se retrasa hasta el medio día, entre el jugar de los niños, se muestran diversas disciplinas y manualidades, entre ellas las capuchas, los dibujos y el lienzo que pintamos entre todos/as.

A los colegios les gusta la Teletón y los espectáculos con presentadores, son numerosos los/as estudiantes que suben al escenario a mostrar lo que en los talleres practicaron. Aunque se vea el error y el relajo, se siente el respeto haciendo guardia, si finalmente los colegios parecen hospitales y los hospitales parecen regimientos y los regimientos parecen cárceles.

Antes de empezar la parrilla programática, nos llama el presentador que tiene un micrófono inalámbrico adosado a la cabeza, y que en realidad es el director, nos llaman al escenario escolar para agradecernos frente a todo el colegio y nos presenta como “los tíos” y “las tías” del taller de arte. Sonreímos, hicimos gestos con las manos y caminamos de vuelta a la banca al final del galpón, la situación fue extraña. Nos quedamos mirando el show, juntando hambre al lado contrario de la tarima.

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