BitácoraResidencias de arte colaborativo

Residencia: A-ISLADAS: poética de los cuerpos huilliche Castro - Quehui, Los Lagos - 2017 Residente: Paula Baeza Pailamilla / Paulamilla
Publicado: 18 de noviembre de 2017
Siluetas: los cuerpos se comienzan a tejer

Llegamos a la sede de Camahue y están las mujeres esperándonos. Algunas no pudieron asistir por las siembras y por las votaciones del día siguiente ya que algunas serían vocales de mesa.

Llevan más lana para el proyecto, la pesamos y luego de conversar un poco se ponen de inmediato a tejer. No hubo cabida a ninguna actividad sensible ni de movilización corpo-energética.  Se agrupan cuatro mujeres en un lado,  otra mujer al lado de su hijo pequeño y otra  sobre una mesa. Primero todas ovillamos las madejas de lana que se pesaron esta y la semana anterior. Luego de ovillar la lana comienzan de inmediato a tejer.  Dos mujeres tejen las cabezas a crochet, dos tejen a palillo un largo vestido o prenda para la escultura, dos tejen medias para los pies, una sigue ovillando. Las mujeres nos enseñan a tejer medias con cinco palillos.
Una de las mujeres, Maritza, para nuestra sorpresa, avanza muy rápido terminando el mismo día cabeza y busto, nos da muchas expectativas y pensamos que si avanzamos así de rápido podemos hacer varias esculturas. Es sorprendente además su capacidad de ponerse de acuerdo, cada una va tejiendo una parte del cuerpo y van mezclando técnicas de tejido, utilizando distintos palillos y puntos. Comparten sus técnicas y se enseñan unas a otras.

Hoy no hicieron fuego porque está lloviendo mucho y los palos están mojados, las mujeres llevan un hervidor, llevamos bidones de agua para hacer mates, té y café. Servimos galletas, pan, lo que se traiga para aportar a la junta para hacer más amena y cálida la tarde. Terminamos con un brindis de pisco sour que compartimos. Tratamos de siempre hacerles sentir cómodas y en confianza, queremos que sea su espacio para distenderse de la  ardua semana.

Las hilanderas llegan a tejer y a conversar. Nos encanta poder ser testigos de sus ganas y entusiasmo simplemente de juntarse, de contarse las cosas, de compartirse las técnicas de tejido, de quejarse y desahogarse de su extremo cansancio. Entendemos la dureza de la vida del campo y del peso que llevan las mujeres de la isla, memorias, e historias que se encarnan en sus cuerpos que tejen.

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