Sábado 29 de octubre – Pilmaiquén
22:35 hrs. nos llega la noticia que el día domingo hay una feria en Entre Lagos.
Domingo 30 de octubre – Pilmaiquén
Pasado el mediodía salimos rumbo a Entre Lagos y en el camino saludamos a una señora:
– Hola, ¿cómo está?
– Aquí estamos. Sonia Olmos, nacida y crecida en Pilmaiquén para lo que necesiten. Vivo en la casa verde. ¿Y ustedes en qué andan?
– Bien, vamos a Entre Lagos, nos dijeron que hay feria.
– Ah, la feria del día de las ánimas, esa se hace en el cementerio. Bueno, que les vaya bonito, y ya saben dónde vivo.
Una mirada sincera, una espalda marcada por los años, una sonrisa que nos regala más calma en este lugar donde somos los únicos en la calle.
Llegamos a Entre Lagos y caminamos hasta el cementerio.
En el camino el cielo se abre y nos entrega los rayos más fuertes del día.
Arribamos al cementerio.
Hay las más diversas ofertas: Taca-taca / tiro al blanco / botar los tarros / pesca milagrosa / paseos a caballo / venta de ropa usada.
Luego viene la oferta gastronómica:
Tortilla al rescoldo/ chanchipleto/ muday/ milcao/ choripán/ mote con huesillo/ terremoto/ empanadas/ anticuchos/ huevos duros/ kuchen de frambuesa/ pie de limón/ queque de manzana/ chorrillana/ jugo natural.
Mientras tanto nos perdemos entre la gente, los niños que corren, los que visitan a sus familiares que ya partieron, el señor de los helados, la señora que vende flores plásticas, la rancherita que vende sus cd`s con un carro de feria.
Nos da hambre, nos encontramos con la señora Marta, que nos arrienda su casita en Pilmaiquén y que tiene un puesto en medio de esta feria. Son casi las 6, comemos en su puesto, hablamos de las fiestas de Pilmaiquén y nos cuenta que la más famosa es el velorio del chancho que se hace en verano. “Matan a los chanchitos y se les hace una ceremonia para que los niños no se pongan tristes. Es que los niños del campo se encariñan con los animalitos que faenan, entonces hay que hacerles un velorio” nos dice.
El cielo se vuelve a cerrar. Caen algunas gotas.
Queremos probar muday y se nos presenta: Aucán Huilcamán.
Es falso. Nos cuenta mil historias. Nos habla en mapuche y traduce al mismo tiempo.
No para de hablar. Ya queremos irnos y comenzamos a despedirnos. El farsante insiste y emprende el regreso junto a nosotros.
A mitad de camino, ya no da más, necesitó sacar su gatillo escondido.
Nos pide mil pesos para un tinto en caja.
Le damos mil para sacarlo de encima y nos dice: “No lo hagan, eso que están pensando, no lo hagan”.
Paradero. Bus intercomunal. Música de radio AM.
Fin del día.