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Residencia: Volver la mirada: Revelando historias en comunidad Puyehue - Pilmaiquén, Los Lagos - 2016 Residente: Teatro Niño Proletario
Publicado: 20 de octubre de 2016
Presentación Mesa de Cultura de Pilmaiquén

La ansiedad de la espera y el compromiso de superar las expectativas

La tranquilidad del lugar contrastaba con la intranquilidad de nuestro equipo. Sí, porque luego de llegar a una acogedora cabaña, desde ese mismo instante nuestro hogar, la intranquilidad radicaba en la incertidumbre de cumplir con las expectativas de una comunidad que había tenido una extraordinaria experiencia el año anterior, un taller de teatro que había logrado convocar la participación ininterrumpida de un gran número de personas de diferentes edades de la comunidad, donde habían volcado su historia colectiva, sus proyecciones, sus tradiciones y sus demandas. Cómo llenar las expectativas de ellos después de esa experiencia, cómo presentarles nuestra idea, cómo señalarles que esta vez sería diferente, que esta vez serían ellos mismos los exploradores-creadores, que ellos mismos volverían la mirada sobre sus historias comunes y personales, que ellos mismos sería los que revelaran esas imágenes para traducirlas en diferentes proyectos y en una exposición que las presentara; cómo decirles que esta vez ellos encuadrarían, dirigirían y proyectarían esta experiencia.

La preparación de la presentación

Un archivo es “un acervo organizado de documentos” un “dispositivo de memorias comunitarias que permite ampliar la mirada y acceder a la diversidad de voces, historias y materiales” es “una huella que narra historias a través de sus materiales” un “dispositivo de exploración de un contexto” que sólo tiene sentido en la medida que las personas de una comunidad lo puedan consultar y que no tiene sentido si estos materiales no son descubiertos por alguien. Es para nosotros el material creativo y al mismo tiempo el punto de partida para crear. El archivo es “un ejercicio de arte vivo”. Eso les diríamos a los vecinos, así decidimos exponernos, así decidimos cautivarlos.

El encuentro

La construcción del alcantarillado, tema de la obra del año anterior, nos guiaba camino a la sede vecinal que queda justo al lado de la plaza. Ahí, en el portón del espacio donde la comunidad se reúne, la alegría de una niña nos recibe. Será imposible de olvidar esa sonrisa, porque incluso días después nos saluda gritándonos desde lejos sentada en el marco de la ventana de la escuela rural. Ella nos hizo sentir que nos escucharían, con eso nos bastaba para empezar.

Los tiempos comunitarios no son tiempos estructurados ni fríos, se van construyendo, son en principio simplemente tiempos de partida. Desde una hora nos comenzamos a reunir, nos esperamos, conocemos y nos habitamos.

Las conversaciones de nuestro encuentro con los vecinos fueron variadas, probablemente las que más destacaron fueron las de los pícaros duendes que por allí son parte de la realidad de los caminos frondosos de árboles y humedad, y como si fuera parte de eso, sin darnos cuenta, y como una broma de duendes, partimos la presentación oficial de nosotros en comunidad y de la propuesta que traíamos para compartir.

Las presentaciones formales son como todas, lo que siempre cambia es cómo es escuchada e intervenida, son las preguntas que el otro tiene para hacer y la capacidad que se tiene para generar una conversación. Así, de este modo, el proyecto hoy se encuentra al interior de la comunidad, como una conversación que se convirtió en una propuesta de transformarnos en exploradores, de rastrear, de volver nuestras miradas sobre aquello que se conserva en negativo y requiere de un nuevo revelado, de ingresar a un laboratorio que se configura como un espacio comunitario y creativo.

Luego de esto la distensión, las risas, los encuentros con los familiares que podríamos llegar a ser por el alcance de apellidos. Se rompe el hielo, nos damos cuenta que tenemos cosas en común.

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