Ya estamos ad portas de finalizar nuestra obra de arte en/con el territorio y con ello la residencia.
Por eso, hacia el final de esta semana, hemos comenzado los ajustes y tareas básicas para iniciar su montaje. De ahí que hemos contactado con los trabajadores de Salfa (parte de la llamada “población flotante” en este lugar) quienes están realizando la pavimentación de las calles de Puerto Williams desde hace meses y quienes, en más de una oportunidad, nos han estado ayudando en ciertas labores técnicas en las que hemos requerido de sus conocimientos y herramientas idóneas para poder trabajar.
Así que, ahora una vez más, han venido en nuestra ayuda, colaborándonos con el agujero final del pavimento que necesitamos hacer por motivos de seguridad y con la instalación de la base de nuestra obra. Para ello José se ha preparado y venido, combo en mano, a colocar los anclajes de la trampa base, acompañado de su hijo Antonio quien en terreno nos visita. En tanto voy al punto de instalación y “superviso” o “doy instrucciones”, sigo con Pamela tejiendo la malla a las trampas la cual se ha ido convirtiendo en una tarea titánica. A veces parece imposible acabar esta labor, puesto que todavía nos quedan 8 espacios que tejer con malla. Seba en tanto me ayuda en todo y va de un lado a otro aportando en la colocación de la base, tejiendo un poco y grabando más. Como es sábado y amaneció ¡al fin! con una ventana sin lluvia ni agua nieve, nos levantamos temprano para trabajar y empezar a finalizar. En tanto que ocurre todo ello, Puerto Williams sigue de fiesta aniversario, y aunque algunas actividades por clima se tuvieron que suspender y algunos artistas de hecho no pudieron llegar, hoy, por segunda vez en su corta vida, se lleva a cabo el “Chupe de Centolla” más grande y más austral del mundo. Así que, en medio del trabajo, nos subimos al mirador Yelcho a disfrutar un poco de las fiestas y comer mucho chupe de centolla, así como todas las preparaciones que ese día desde la Municipalidad hicieron. Fue un día de “guatita llena, corazón contento”, sobre todo para mí que me encanta la centolla.
Con todo, un suave pero bonito sol y una rica y abundante comida, al final del día hemos podido decir y celebrar que: “hemos puesto, la primera piedra!” más bien, la primera trampa!