En conjunto con las artesanas creamos una instancia para poder compartir saberes dentro de los saberes, donde uno de los ejes del encuentro del día de hoy sería la comida. Organizamos reunirnos por la tarde en casa de la tía Lucy en Cardonal, para seguir avanzando en el mural que estamos haciendo con lana de oveja, que contiene algunas de las tradiciones del sector.
Ya que algunas de las artesanas que han estado colaborando en este mural son recolectoras del mar, decidimos hacer un plato típico de la zona, que nos transportara más a su cotidiano y saber de sus secretos y sabores. La idea de este nuevo encuentro fue conocer un nuevo sabor proveniente del mar, un plato típico llamado “Pavo Negro” hecho a base de cochayuyo. Este plato, según nos cuentan algunos vecinos, es usual en este sector costero, pero nos dimos cuenta que no todas y todos conocían esta preparación local, por lo que quizás no era tan reconocido y que probablemente era un plato antiguo. Mientras algunas pintábamos con lana la tela de algodón (como dicen algunas artesanas a las técnicas que estamos utilizando), otras ayudaban a la creación del pavo negro, que con las infaltables sopaipillas del sur, iba saliendo a flote cómo preparar este plato. Se utiliza cochayuyo nuevo nos decían, ya que con el viejo no sería lo mismo, y así algunas recomendaciones. Pero en este encuentro no salió toda la receta, creemos que se reservaron algunos secretos.
En una mesa en el patio se encontraba la tela mural, que ha recorrido algunas casas y trayectos, porque cuando no estamos reunidas, se va con alguna persona que quiera seguir pintando en la tranquilidad de su hogar. Con todas las manos puestas en la tela preguntándose entre sí por colores o formas, viendo en diapositivas algunas imágenes de aves y paisajes de la zona para poder guiarnos mejor y escuchando algo de música, llegó el momento de transformar la mesa, sacar los materiales, las lanas, agujas de fieltrar, agujas de bordar, palillos, bastidores, las esponjas donde nos apoyamos, y comenzamos a limpiar la mesa para poner los platos y vasos, las sopaipillas, el pebre, y ya teniendo todo listo nos sentamos para comer pavo negro con sopaipillas desde una gran olla, como ya estamos en confianza, cada uno iba sacando su porción directamente de esta.
Nos quedamos sintiendo los sabores, agradeciendo al mar y planificando nuestro próximo encuentro en Cardonal o Curanipe.