La práctica del tejido y su proceso es desde tiempos antiguos la forma en que las mujeres en la isla se reúnen. A pesar de que esta misma forma de compartir con los años se ha ido perdiendo, en el último tiempo ha habido una reactivación del tejer y aprender juntas. La profesional de servicio país Ingeborg Godoy ha realizado una tarea ardua para lograr que un grupo de hilanderas se junten, y es aquí donde empezamos a visitarlas. En esta oportunidad, en donde era su segunda reunión, llegamos a presentarnos para proponerles trabajar juntas con sus propios saberes heredados.
Aunque es un grupo incipiente son muy cómplices: llegando a la sede se encargan de hacer el fuego, de ir a buscar agua, de servir café y mate y calentar agua. Están todas mostrándose entre sí sus tejidos, lo que hicieron durante la semana y al momento de presentarnos, se muestran muy entusiasmadas. Sabemos que su tiempo para poder tejer y reunirse es limitado, ya que el trabajo del campo, los animales, hijos/as, las siembras, la casa, cocina, etc. es de tiempo completo. Para ellas llegar a la sede los sábados al medio día es realmente un triunfo, después de haber caminado algunas alrededor de una hora para poder llegar, pero a pesar de todo tienen un amplio sentido del humor.
Nos quedamos observándolas, vemos cómo se desarrolla el taller de fieltro para el cual se realizó esta jornada. A pesar de que los maridos comienzan a llamarlas a sus teléfonos para que vuelvan a la casa, ellas terminan su labor y luego se van, ya que saben perfectamente que ese es SU tiempo. Estamos admirados, emocionados y ansiosos de que la próxima sesión podamos proponerles algunas ideas para comenzar a tejer en colectivo.