Es jueves a las 11 de la mañana llegamos a la reunión en la sede. Estaba presente el grupo del programa de salud de las islas de Chiloé. En conjunto conversamos sobre cómo era necesario que la comunidad se organice para participar en proyectos, y que puedan activar sus prácticas ancestrales de salud. En esta sede se llevan a cabo talleres de medicina con plantas, dirigidos por la propia señora Blanca y su hija, ambas conocedoras de medicinas y transmisoras de conocimiento. Conocemos su huerta, su muestrario de plantas y fotografías de la comunidad que participa en los talleres. Me presento, les cuento cual es el motivo de mi presencia en la isla. A través del tema de la salud y la medicina ancestral, proponen generar un vínculo creativo con aquellos saberes de mujeres huilliches en la comunidad. Me emociono al escuchar que existen machis, parteras, componedoras de huesos y curadoras del espanto que han dejado su práctica por haber sido perseguidas, por ser señaladas como brujas, y que muchas de ellas se niegan incluso a hablar de aquellos saberes por vergüenza. Estos relatos han sido aislados, historias silenciadas por la colonización y la implementación del conocimiento occidental sobre los cuerpos, la salud y la cultura. Activar estos saberes desde la creación es un motor que moviliza tanto a mí como a la comunidad.