Gracias a la señora Perla, que conocimos la semana pasada recorriendo las calles de Cardonal, hemos podido descubrir a diversas artesanas que se dedican al tejido y que utilizan diversas técnicas. Llegamos a Cardonal con la intención de conocer hombres tejedores, pero a falta de ellos se nos revelaron varias mujeres tejedoras que siguen con la tradición. Este lunes, invitados por la Señora Perla, tuvimos la oportunidad de poder llegar a una comida organizada por las mismas artesanas, el motivo era la finalización de un taller laboral. Nos presentamos, conversamos con ellas y las invitamos a colaborar en este proyecto con el fin de conocernos y compartir saberes en un encuentro organizado por nosotros. Como el momento era de ellas, la mayoría del tiempo nos quedamos escuchándolas, durante la comida una de las artesanas comenzó a preguntar los detalles de esta residencia, nos hacía preguntas como: ¿De dónde vienen? ¿Cuáles son sus intenciones? ¿Si ganábamos algún sueldo haciendo esto? también ¿Qué sabíamos nosotros de las tradiciones de Cardonal?, esta pregunta según la artesana nos la hacía porque ha llegado gente de afuera a imponer sus visiones que no tienen nada que ver con las de ellas y una de las últimas preguntas fue ¿Qué beneficios podrían tener ellas al participar en este proyecto? A todas estas preguntas debimos responder con la mayor trasparencia, ya que el modo en el cual preguntaban era quisquillosa y desconfiada. Aún así extendimos la invitación para poder reunirnos en la sede de Cardonal con la intención de formar lazos con las artesanas. Con todas estas preguntas ya en casa, nos quedamos pensando y reflexionando sobre la residencia en sí, sobre los reales beneficios que esta le podría traer a la personas más allá de una forma material.