Una polera que lleve la música de paseo, mezclar el espacio de costura con un espacio de música, cruzar los sentidos, cruzar los haceres, “trans-mediarnos”, eso nos motivó a mezclar estas dos actividades donde por un lado compartimos desde 12-na una oportunidad para poder generar economías circulares, e incentivar al trabajo en equipo y el encuentro en torno al hacer: co-ser – haciendo y la co-creación musical principalmente de mujeres que dicen.
En reiteradas oportunidades la música y la costura han cruzado esta residencia. Habiendo conocido por un lado, toda una escena muy consolidada de hip hop en Linares -muchos amigos y amigas nuevas que dedican su vida a este camino-, y por otro, una realidad económica donde los oficios carecen de la valoración suficiente como para impulsar a mujeres a ver en ellos un potencial de creación y sustento. Pensamos en que una plataforma sin aquellos componentes no alcanzaría a reflejar esta escena linarense, así que convocamos a nuestras nuevas amigas cantautoras, a sus amigas, y a mujeres vecinas de la población Yerbas Buenas a una tarde de hip hop y reciclaje textil.
Mujeres que dicen
En principio era producción musical, luego se transformó en micrófono abierto para terminar siendo un juego derivado de las historias de dados y la creación colectiva de una canción con frases representativas de cada una de las chicas que vinieron a acompañarnos: Carla Lyrica, Mel Issa, Jaas Newen, Michelle, Paula y Fer, una motivada nueva amiga de las afueras de Linares que nos contactó por instagram para apañar la actividad. También asistieron JaJavi, Millaray y Judy que forman parte de la beatsclika que nos compartieron historias y rimas con dados en un nuevo espacio de juego que surgió en ese instante. Emma y las chicas estuvieron cortando y pegando la letra de la canción un buen rato, acompañadas de un beat artesanal hecho con la palma de nuestras manos, el pecho y la mesa de la sala 3. El orden de la canción iba y venía como las chicas entre la música y lo que estaba sucediendo al otro lado, con las señoras, las máquinas y las bolsas de ropa reciclada. Su habilidad para pasar de un espacio a otro fue lo que terminó de articular la experiencia.
Mujeres que hacen
La función de la bolsa no es sólo cargar el pan, las compras, los libros y documentos. Es un ejercicio de transformación, apertura y autonomía. Transformación porque convierte una polera usada en un objeto totalmente distinto, sin borrar el hecho que alguna vez fue una polera. Apertura porque muestra las posibilidades de un material, de una prenda en convertirse en cualquier otra cosa que pudiésemos imaginar y que no es necesario hacer tantos cortes para darle la vuelta a la deconstrucción. Y autonomía porque luego de las instrucciones básicas, el resto ya corre por cuenta de quien la hace, una vez, dos, 15 y así hasta que esa persona le enseña a otra y a ver si cambiamos la bolsita de plástico por una de tela de una buena vez por todas. Y de paso nos vamos construyendo desde los oficios, el gusto por hacer cosas para el resto, un regalo, un producto. El gusto por hacer cosas junto a otr@s y mientras vamos haciendo, vamos compartiendo ideas, percepciones, anhelos, frases y música.
Amigas: Es más que contingente y necesario juntarse para hacer y decir cosas. En Linares, Chile, Latinoamérica, Instagram, la calle. En el escenario, la ropa, el cuerpo y el texto.