La semana pasada estaba con las manos metidas en la greda, terminando los últimos trabajos de una Residencia Artística en Nueva Zelanda, y a la vez pensando en la Residencia de Arte Colaborativo que se venía en la comuna del desierto. Recordé la insolación de Baquedano, el viento y el implacable sol que me acompañó no solo cuando lo visité en julio, sino también cuando viví en Calama, mis pasos por Tocopilla y Antofagasta, ciudades a las cuales les debo gran parte de mi trayectoria como artista.
Vuelvo al desierto para seguir trabajando con sus subjetividades, su apacible letargo y su belleza extrema. Debo reconocer que cuando se está lejos de la patria, Chile duele como un charchazo en la cara. Pienso en Baquedano, un pueblito de ocho calles de ancho por tres de largo, cuya población, incluido el poblado de Sierra Gorda, no supera los 3.000 habitantes, pero en el Servicio Electoral aparecen más de 5.300 inscritos en el patrón comunal, sospechoso no?. Aquí sí que el acarreo es descarado en tiempos de elecciones, obvio, si el presupuesto comunal en el año 2016 fue de casi $8.700 millones, lo que la convierte en el municipio más rico de Chile, suculento pozo millonario que principalmente proviene de las patentes mineras y comerciales de negocios vinculados a la minería, sin contar otros ingresos del municipio.
Me duele saber que solo recién desde el 2014 sus habitantes cuentan con agua potable, que la red de alcantarillado está colapsando debido a la antigüedad y condiciones de la zona, que producto del nuevo bypass de la carretera quede aún más aislada la comunidad. Duele saber que aún no se reparan los talleres de empleabilidad de la mujer, quienes dependen de la infraestructura municipal para poder crear sus muebles y muñecas con maderas recicladas, las cerámicas artísticas, mosaicos, entre otras creaciones. Es penoso saber que la comuna no tiene un plan de desarrollo cultural ni turístico. Duele saber que la posta es rural y que ni siquiera da abasto para satisfacer las necesidades de los locales y la población flotante que aquí es importante debido a la extracción minera. El boom minero que da dinero y por otro lado enferma, gracias a los minerales pesados en el aire y el agua. Que absoluta contradicción, el charchazo cultural que te recuerda que estamos en la impune Latinoamérica, gobernada por políticos corruptos, por un capitalismo inhumano, un mundo al revés en donde el capo es el vivo, el que no corre vuela y en el que camarón que se duerme se lo lleva la corriente.
Y en este álgido panorama llego hoy 4 de diciembre a instalarme en la comuna del desierto, recargado con las maletas llenas de sueños y esperanzas de poder de alguna forma, aportar un granito de arena a la calidad de vida de su comunidad. Llego a las 17.30 de la tarde a la que será mi casa por los siguientes tres meses, una casita de dos pisos de 4 x 7 mts., básica de población, con dos camas, una mesa, cuatro sillas, y un pequeño baño, por $952.000 mensuales?, no será mucho lucho? La sobredimensión de la realidad? la mineralización de la realidad?, la ley de oferta y demanda? qué pasa en Baquedano?…