Comencé el día recogiendo leña, tempano en la mañana, para encender la cocina y tomar un buen desayuno. El día sería largo y ya sabemos lo que dicen de la primera comida del día. En el campo, sin embargo, Don Alejandro – mi vecino – se mantiene firme todo el día trabajando con un poco de pan y a veces sólo harina tostada y agua. Pero uno es de ciudad y es flaco, así es que hay que conocerse y no jugar al campesino. Después de tan sólo un par de meses en el campo, uno solo ha aprendido a cortar un poco mejor la leña. Se ha acostumbrado a despertar con los pájaros y el gallo. Ha caminado más que nunca. Pero de eso a ser un hombre de campo, es otra cosa. Así es que no exageré, tomé un buen desayuno y partí rumbo a la escuela.
En Kom Pu Lof había una reunión de apoderados y debía asistir para seguir conociendo a los padres de los niños que participan en el laboratorio. Mañana viernes, tendremos un ensayo fuera del horario de clases. Durante este tiempo, hemos estado realizando visitas a las casas de los niños para conocer a sus familias, y apoyarlos en un ejercicio audiovisual que ellos desarrollan paralelamente, con una antigua cámara digital que les hemos pasado y que ellos comparten. Mientras esperaba a que llegaran los padres en el furgón escolar (después de ir a dejar a los niños, el mismo furgón trae a los padres desde sus comunidades en el campo), conversaba con las niñas mientras ellas me dibujaban un retrato y se reían. Hemos llegado a un momento en que la confianza nos permite conversar y pensar ideas con mayor libertad. Luego, cuando llegaron los padres e hice una pequeña intervención al comienzo de la reunión, intercambiando teléfonos y explicando un poco más nuestro trabajo, partí rumbo a Hualpín.
En Hualpín, nuestro segundo lugar de trabajo, me reuní con niños de la Escuela Horizonte, en lo que hemos llamado El club de Cine de Hualpín. A lo largo de estos meses hemos realizado muchas Onces de Película, donde vemos cine de animación y hablamos sobre las historias y los personajes. Ahora, ha llegado el momento de grabar nuestras pequeñas historias, que son algunos recuerdos que nos han contado las señoras de la Tercera Edad, de la junta de Vecinos Vida Nueva. Hoy, a modo de prueba, grabamos algunos juegos que las señoras recordaban de su infancia, como el luche. La próxima semana, grabaremos una escena en un río y, durante el fin de semana, otra en un campo. Nos quedan aún un par de semanas de grabaciones, para luego abocarnos a la edición y preparación de nuestra instalación – o exposición colectiva – que será nuestra actividad final.