Llegamos al pueblo de Hualpin un martes nublado. Viajamos en la bibliovan, conducida por Víctor, que lleva libros hasta las comunidades aisladas, donde no existen bibliotecas. Atravesamos los pueblo de Barros Arana y de Teodoro Schmidt, mientras el tiempo cambiaba al avanzar. Así es aquí en el sur, en estos días de fines de invierno, llueve intensamente y sale luego el sol, abriendo cielos azules, claros y despejados.
El día de nuestra llegada partimos directo a la localidad de Llaguepulli, a orillas del lago Budi. Allí nos reunimos junto al fuego, en una ruca, mientras una clase de mapudungún era dirigida a los niños de la escuela rural. El desarrollo de un sistema de educación interculutral bilingüe es uno de los derechos fundamentales de la ley indígena.
Como colectivo artístico, en tanto, hemos venido a esta comuna a compartir y experimentar desde el lenguaje audiovisual y, sobretodo, a aprender de otras formas de vida, alejada de las grandes ciudades. Nuestro trabajo como compañía se enfocará en Hualpin y en Llaguepulli, debido a la diversidad étnica y cultural de la comuna. Han pasado sólo cuatro días desde nuestra llegada y hemos caminado y conversado mucho. Un largo paseo al borde del río, donde pájaros de pecho amarillo poblaban los árboles y donde el camino era entrecortado por inmensos charcos de aguas de lluvia, nos bajaban de a poco el frenético pulso de la ciudad. Es importante para nosotros entender este trabajo desde la apertura, la calma y la percepción reflexiva. Desde situarnos en otro ritmo y desde otras perspectivas, que no son a las que estamos habituados como habitantes de una urbe.
La mañana del miércoles amaneció cubierta por una espesa neblina, de esas que dejan ver poco más allá de unos metros de distancia. Las fachadas de las casas, deslavadas por la lluvia, con las ventanas cubiertas de cortinas blancas tejidas, parecían apariciones entre la niebla espesa. Horas después, viajando de vuelta a Temuco a comprar materiales, el día volvía a nuevamente a abrir…
Ayer jueves hicimos una once de películas en la biblioteca pública de Hualpin. La película exhibida fue “La princesa Mononoke”, de Miyazaki, filme que habla sobre el conflicto latente entre el hombre y la naturaleza. Asistieron muchos niños y algunos padres. Poco a poco, pudimos comenzar a generar un diálogo y algunos lazos con la comunidad.
Nuestro objetivo es crear un archivo fílmico con las historias personales y comunitarias de los habitantes, a partir de las conversaciones generadas en torno a las películas. El cine (o el audiovisual) puede ser el espacio donde los habitantes exploren su vida, o la recorran, a partir de las imágenes y de la memoria, tanto individual como colectiva. Por ahora, antes de sacar las cámaras y utilizar al audiovisual como medio de expresión, estamos todavía conversando, mirando, escuchando, caminando el espacio donde hemos venido a habitar y a crear una obra colectiva.