Regresó el frío y la lluvia a Williams, pero nosotras seguimos trabajando!
Esta última semana hemos estado tejiendo a ratos con sol, a ratos con lluvia y también con mucho frío. Hemos vuelto a los 3 grados Celsius, a observar la cordillera nevando, a sentir la lluvia y el viento azotando, pero nosotras con la Pame seguimos trabajando. La obra está, eso sí, quedando bella, así que el esfuerzo merece la pena. Hemos pintado la malla de pescar que reciclamos color plateada y ahora la estamos tejiendo (o “cosiendo”) a la estructura que tenemos montada. Es un trabajo lento y cuidadoso, pero que va dando frutos.
Por otro lado, los trabajadores que están haciendo frente a nosotras el pavimento de la costanera de Williams, nos han ayudado con los agujeros para la instalación de la obra. Como ellos tienen taladro percutor y todas las herramientas necesarias para ello, han roto el cemento haciendo los agujeros por donde pasará el cableado y donde “enterraremos” la escultura. Esta semana además, llegó Sebastián desde Melipilla, quien será apoyo en los registros en vez de Matías, quien deja ya la isla. Seba llegó con energías, así que empezó de inmediato a ayudarnos a tejer también, dando soluciones a problemas que a veces, por estar uno encima día a día, no ve. Contento está además el Seba, porque apenas llegó lo saludó un Martín pescador, así que, en tanto vamos tejiendo, él va buscándolo para hacerle fotografías también.
Sumado a ello, fuimos el otro día tras el pingüino.
Hace varias semanas que llegó un pingüino rey solo y al parecer algo perdido a la Isla Navarino, el cual está cambiando su pelaje bien lejos del pueblo, en el campo, por lo que recién hemos podido ir a conocerlo gracias a Pamela que puso la camioneta y conducción para ello. Era grande y bonito aunque se ve un poco enfermito. Para mí de todos modos fue emocionante, puesto que tenía muchas ganas de estar junto a un pingüino rey desde hace mucho tiempo…
Con todo, en medio de este tejido vamos conversando de nuestras vidas y de esta isla, de las cosas que nos gustan y las que no, de su funcionamiento, de cómo nos vamos adaptando a ella, de cómo en un día puedes vivir las 4 estaciones del tiempo, de cómo la luz afecta al dormir. Así, mientras tejemos nuestra malla a la estructura, vamos tejiendo también las historias y los afectos.