Ayer llegaron Eva y Nicolás. Nos encontramos en la biblioteca de Hualpín y, mientras preparábamos el material de difusión de la próxima película que exhibiremos, reflexionamos sobre el camino recorrido hasta ahora. Decenas de conversaciones íntimas han sucedido en las últimas semanas. Las vecinas mayores, motivadas por nuestro interés en sus historias, han revivido experiencias personales compartiéndolas con generosidad. Anécdotas de nacimientos, amores, huidas, muertes, viajes y juegos de infancia, han permitido que voces y oídos nos volvamos cómplices, poco a poco, en un proyecto que pueda compartir memorias vinculadas a estas tierras.
Después de imprimir afiches y volantes nos fuimos a la sede del club de adultos mayores “Vida Nueva” a buscar a Doña Luisa para hacerle una entrevista. “Van a tener que tener paciencia porque cuando camino pareciera que un pie le pide permiso al otro para dar un paso”.
Conversamos más de una hora con ella y con su hija. Ambas, con décadas de diferencia, habían viajado a Santiago a trabajar. La primera volvió a Hualpín tras el golpe militar que derrocó al “presidente de los pobres”, la segunda, cuando su madre enviudó y había que acompañarla. Viajamos desde la Ruca que la vio nacer hasta su actual casa con subsidio.
Hoy hemos ido a la escuela en Llaguepulli a trabajar con los niños de 5to a 8avo. Hicimos juegos de flujo de energía, escuchamos el entorno e identificamos los sonidos. Al final conversamos sobre la idea de jugar con el lenguaje audiovisual. Ellas querían bailar así es que la próxima semana intentaremos aproximarnos al video-danza.