Esta semana seguimos trabajando en el mapeo social y emocional del territorio junto a los (as) niños y niñas, con el entusiasmo que les caracteriza y su colaboración vamos develando realidades y prácticas culturales.
Según la Declaración Universal de los Derechos de los niños y niñas, vemos que en Baquedano se vulneran muchos de estos derechos, como el derecho a la vida, ya que ellos y ellas nos cuentan que son agredidos de manera física y psicológica, lo que les impide crecer en condiciones óptimas. La violencia intrafamiliar de cierta forma se naturalizó, pasando a ser parte de la vida cotidiana de sus habitantes.
El derecho a la alimentación se vulnera, ya que pocos de ellos comen regularmente frutas debido al alto costo. El derecho a la educación constituye un elemento esencial para el desarrollo social, psicológico y económico del menor, observamos que también este derecho se vulnera, varios niños y niñas de 10 años y más no saben leer ni escribir. El derecho al agua potable es fundamental para garantizar la salud y bienestar de los niños, pero acá en Baquedano el agua que se consume es envasada, ya que la potable contiene minerales nocivos para la salud. El derecho a la salud también se vulnera, ya que solamente existe una posta rural que no cubre las verdaderas necesidades de la comunidad.
El derecho a la libertad de expresión también se vulnera, ya que los niños no son partícipes de las decisiones donde están involucrados.
El derecho a la protección también se vulnera ya que los niños inmigrantes sufren discriminación y maltrato, recordemos que es una comunidad con muy baja escolaridad y altos índices de analfabetismo.
El derecho a la recreación y esparcimiento también se vulnera, ya que casi no existen actividades recreativas para los niños y niñas, el único lugar en donde se reúnen es la Plaza Oasis, y ellos mismos organizan sus juegos.
Nuestro trabajo cada vez adquiere más fuerza y sentido, a través de los (as) niños y niñas sentimos que el futuro de Baquedano tiene mucho dolor e impotencia, no ha cambiado nada desde la época de las salitreras, y que paradójico, estamos en el municipio más rico de Chile.