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Residencia: Los rieles de nuestras voces Los Vilos - Casa de la Cultura, Coquimbo - 2017 Residente: Amalia Pascal
Publicado: 3 de octubre de 2017
Flor viva viva

Volvimos a la escuela rural multigrado Estación Las Vacas para seguir con el proyecto Expresión Corporal Plástico. Ha sido un bello reencuentro con la sala de clases de adobe y sus rincones temáticos, el profesor Héctor y los estudiantes. Al igual que con el grupo del liceo, nos pusimos de acuerdo con los estudiantes en realizar una intervención artística en su espacio natural. Si bien la situación de la escuela es bastante particular, teniendo en cuenta que casi todos los estudiantes son y viven en Los Vilos, ellos la escogieron como su espacio de creación. La vez pasada hablamos de la escuela y qué significa para ellos. Todos compartían un gran cariño por el lugar, considerando no sólo la escuela, sino también el cerro que está a un costado y las áreas verdes de alrededor. Es por esto que hoy nos juntamos a realizar una intervención con elementos de la naturaleza en el patio de la escuela.

Para los niños la escuela los ha acogido, entregado amor y naturaleza. Todos los estudiantes de la escuela han estado en establecimientos educacionales en Los Vilos y, por diversas razones, no han encajado en ellos. Los establecimientos o el DAEM se contactan con Héctor y él los acoge en su escuela. El profesor es conocido en Los Vilos por tener una misión social educacional, la cual lleva más de 25 años viva en la misma escuela. Nos sorprende que cada mañana Héctor pasa a buscar en su camioneta pickup con cúpula a 11 (de 12) estudiantes a sus casas y los lleva a la escuela. Esa dedicación, cariño y esperanza por la educación se siente al estar en la escuela, al pasear por la huerta, al ver a los niños en los juegos de neumáticos, al vivir, aunque sea sólo por unas horas, en su segunda casa.

Hoy comenzamos las actividades con unos breves ejercicios para activar el cuerpo. Movimos nuestras extremidades y activamos las del compañero de al lado con pequeños golpes. Ya con nuestro cuerpo activo, comenzamos a buscar diferentes elementos de la naturaleza en el patio. Luego de unos minutos de uso de espacio, reconocimiento del mismo y apropiación, subimos al cerro. Subimos y contemplamos la naturaleza. Por más que les dijimos que había que sólo recoger hojas y flores secas, ellos siguieron cortando las vivas. Creo que era muy difícil contenerse de sacar las flores, sus colores brillaban intensamente. Luego del paseo y la recolección, bajamos a la escuela a conversar sobre nuestra intervención. Los chicos tenían muchas ideas, pero finalmente la mayoría votó por representar una gran flor. Cosa que tuvo mucho sentido considerando la explosión primaveral. Comenzaron todos tímidamente, sin estar seguros de si es que lo que estaban haciendo está bien y un poco confusos con el gran tamaño de la flor. Cuando se dieron cuenta de que no había espacio para lo “mal hecho”, sino más bien para el juego y el disfrutar la experiencia, fue cuando se apropiaron del proceso. Cada uno decidió en qué sector de la flor quería trabajar y la transformó a su gusto. Fue muy interesante ver como los niños fueron usando los materiales que estaban a nuestro alrededor para solucionar problemas prácticos. Botellas y poleras se sumaron al proyecto y fueron tremendamente útiles.

Para finalizar la intervención, retomamos la importancia del cuerpo en nuestro proyecto. Conversamos sobre la posibilidad de incluirlos en el resultado final. Si bien durante el proceso hablamos sobre el uso de nuestros cuerpos en cada etapa, considerando los ejercicios, subir el cerro, caminar y recolectar, algo nos faltaba. Fue ahí cuando Ignacio sugirió que a nuestra flor le faltaban ramas y que ellos podrían serlas. Felices todos con la observación, se acostaron en el suelo y yo corrí cerro arriba para sacar la foto final. Fue una tarde inolvidable. Al final almorzamos todos juntos, conversando de la actividad de la próxima semana en el teatro de la Casa de la Cultura, de que Simón sale en la tele y contamos chistes.

P.D: Por otro lado estamos un poco tristes porque nuestro trabajo con los estudiantes del liceo se terminó y estamos sintiendo como la adolescencia se nos va. Porque creemos que es algo mutuo, hablamos con la profesora Jessica y mañana vamos a ir a invitar a los estudiantes a seguir participando de la residencia pero ya de forma independiente al liceo, ojalá nos vaya bien.

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