– “Pasar una por abajo y otra por arriba, sin desordenarse, porque si se equivoca en una tiene que desarmar todo. Concéntrese en el movimiento que van haciendo sus manos y no pierda de vista el largo y ancho del material.” – “Me gustó mucho esto. Desde ahora, nos vamos a dedicar a cortar totora en las noches” – decían entre risas las socias de los Años Dorados. “Apenas volvamos del paseo, vamos a salir a meternos al agua”, “Sabe, usted, que la casa en la que crecí, tenía todo el techo de totora y carrizo”, “¡No pasaba ni una gota!”
Cada vez queda menos para el paseo a la playa que con tanto esfuerzo y entusiasmo han logrado sacar adelante. En sus ojos cansados, se ven las ansias de sentarse en la arena a relajarse después de un año de intenso trabajo. Sus sonrisas ahora contarán las historias que se han entrecruzado con ramitas de totora y con las técnicas que la señora Nury ha puesto a su disposición. Esta hermosa y noble planta, dejará de sólo formar parte del paisaje para convertirse en parte de sus experiencias, parte de sus casas y parte de lo que para ellas, son sus años dorados.