Esta semana, recibí la invitación a la final del “Campeonato Intercaletas IND 2017” que se disputaría entre Caleta San Marcos y Pisagua, y que se desarrollaría hoy, en esta última localidad. Como también hoy llegaba Sven -músico que nos guiará en la composición musical para nuestra película- el plan era que nosotros dos nos encontraríamos en el aeropuerto de Iquique y que tomaríamos el bus de la comunidad de San Marcos en la carretera -a la salida del aeropuerto- que pararía de manera express para recogernos. Bueno, no funcionó. El avión se atrasó y el bus se fue. De todas las empresas que llamé para preguntar si salían buses, todas me dijeron que los domingos no iban a Pisagua, y el traslado de forma particular era carísimo -irreal-. Nada que hacer. Nuestras ganas de asistir debían apagarse, así que aprovechando que estábamos en Iquique, le pedí a Sven que me acompañara en la aburrida labor de comprar la mercadería del mes. Nos subimos al taxi y partimos. De pronto, un llamado nos alertó de que el bus se detendría en Alto Hospicio para recargar combustible, así que podríamos alcanzarlo. Después de una negociación con el conductor del taxi, partimos en una especie de persecución un tanto cinematográfica, la que final y felizmente, concluyó con nosotros subiéndonos al bus. “¡Llegaste!”, dijo Ronald un tanto sorprendido cuando subí.
Después de un par de horas en el bus y de un extenso descender, llegamos a Pisagua. Pisagua es un lugar con una historia cruda, es escenario y testigo de cómo un Estado masacra a su pueblo -en más de una ocasión-. Lugar estratégicamente muy bien escogido, “con este camino ¿quién se iba escapar?”, me comentaba Jano al llegar. Su historia se hace evidente cuando llegas, es visible a través de las construcciones -algunas abandonadas y en riesgo-, en los murales que encuentras en varios rincones y en hitos conmemorativos como el cementerio, placas y animitas.
Bajo un sol que quemaba duro, el partido comenzó a eso de las 2 pm. mientras que las presas de pollo se asaban bajo el toldo que afirmaba el bus. Todos atentos al partido, los adultos opinando, los niños gritando indicaciones hacia la cancha, a sus padres, hermanos o amigos. A medida que avanzó el partido, la victoria se alejó y finalmente, San Marcos quedó en segundo lugar. Se escucharon algunos reclamos respecto a la poca seriedad con que se toman los entrenamientos, pero en general había un ánimo de alegría, el mismo con el que los chiquillos salieron a recibir sus premios.
El día transcurrió entre comidas, bebidas, conversaciones, caminatas, entre otros. Todo guardado y el espacio limpio para irnos. El recorrido de vuelta ocurrió entre las tallas de “El Careca”, los discursos políticos y sociales de Jano, y los repetidos “Somos borrachos pero buenos muchachos” de Manuel.
En lo personal me quedé con una sensación de alegría y pienso que Sven no podría haber llegado en una mejor instancia para conocer a las personas con las que trabajará -el hielo ya se rompió-.