Hoy nos invitó la familia Canivilo, pertenecientes a pueblos originarios de Punitaqui, a tomar once comida a su casa. Nos ofrecieron queso de cabra asado sobre el brasero, pan amasado con mantequilla a destajo, mateleche (con leche de cabra ordeñada en la mañana) y una conversación larga y tendida. Ellas, principalmente mujeres, poseen muchas sabidurías y pertenecen al grupo de bailes chunchos, el más antiguo de la zona. Nos quieren enseñar porqué Chile se llama Chile, nos cuentan: en la lengua Aymara Chile significa “el fin de la tierra”. Los españoles que fueron encontrándose en todo el país con los pájaros queltehues (que las tribus mapuches llamaban pájaro zancudo) que no hacen daño, pero en defensa gritan chiiiie – chiiiiie por encima de ellos, para proteger sus huevos. De ahí que los españoles le pusieron Chile a esta tierra. Nos enseñan que cuando te quedas mucho rato con el mate eres un “campana” y que cuando el mate ronca, es que suena cuando se acaba. Que cuando se revuelven las brasas del brasero es ruina y que el cuarzo blanco es para la buena suerte.
Una familia que pasa a integrar la nuestra y a construir el álbum a través de sus palabras.