La semana pasada, comenzamos con los niños a crear la base para la construcción de nuestra cartografía. En esta ocasión, delimitamos las fronteras naturales de la caleta y los niños decidieron incluir también la Ruta 1, además de arena que recolectaron en la playa.
Esta semana, nos hemos reunido en dos ocasiones. Ambos encuentros los hemos realizados en el Centro de conectividad implementado por Valhalla [1]. Esta decisión, la tomamos pensando en la percepción de los espacios comunes, que actúan como punto de encuentro para la comunidad -explicada una par de entradas atrás-. En la primera ocasión, los participantes identificaron principalmente recursos naturales y de infraestructura, y en la segunda ocasión, realizamos una salida a terreno combinada con la experiencia sensorial. Concentramos nuestra atención en la visión y en la audición -una vez por sentido- y anotamos en nuestras libretas lo que vemos y oímos. Una vez finalizado el recorrido por la caleta, hemos volcado nuestras percepciones en la cartografía.
Si las retrografías nos sirvieron para viajar al pasado y crear un diálogo entre este y el presente, la cartografía nos ha ayudado a profundizar en esta conexión, pues lo que encontramos en el recorrido son hitos -que finalmente son cicatrices en el espacio- y que traen al presente decisiones y actos del pasado -independientemente si son favorables o negativas-. Por otro lado, en el recorrido pudimos identificar elementos de los paisajes, sonoro y visual, que según los participantes, DEBEN estar en nuestra realización.
[1] Empresa que planea implementar el proyecto “Espejo de Tarapacá”.