Nos habían comentando que la fiesta del 20 de septiembre era de alta convocatoria; no esperábamos que prácticamente los 15 mil habitantes de Quinta de Tilcoco fueran a estar este día sobre el Cerro El Manzano.
Las 13 hrs. y la Plaza de Quinta, que usualmente a esa hora es muy concurrida, se presentaba con la más apacible de sus postales. “Qué bueno que aún se mantengan estas tradiciones tan antiguas”, decía el chofer del colectivo, mientras con Anakaren nos sonreíamos con cara de Patrimonio. Las 15 hrs. y la subida al Cerro El Manzano ya tenía a unos cuantos quintanos descansando en sus escalones del atenuante ejercicio que es ir cuesta arriba. Pasaban las horas y la cantidad de personas aumentaba minuto a minuto, al igual que el número de volantines en el aire que planeaban cuales aves de rapiña esperando que descuidaran algún asadito.
Subimos para encontrarnos con Ignacio y Carla del Servicio País y conversar sobre algunas actividades, lo que nos parecía una buena idea, hasta que nos enfrentamos a la difícil tarea de tratar de encontrarnos entre las miles de empanadas, helados, hilos de volantines y el infaltable cantar de las cuecas y rancheras.
Ya las 18 hrs, y después de haber sido espectadoras del más entretenido show de volantines, el que por supuesto incluía: caídas, aterrizajes forzosos y un sinnúmero de intentos fallidos de encumbrar, nos adentramos en la misión de nadar contra la corriente entre tantas personas que aún seguían llegando a la fiesta, y las micros que traían pintado en sus parabrisas “Cerro Quinta”.