Durante estos días, nos centramos en revisar el material generado en estos meses, conversamos virtualmente con Aníbal y reflexionamos sobre el formato de salida del trabajo hecho. Se asoma la idea de que esto no sea una película, sino más bien un ensayo donde dialogan las diversas reflexiones que se han manifestado en el proyecto y aunque no sabemos qué es este ensayo, pensamos en un lugar donde puedan convivir los imaginarios, los videos, las representaciones, los dibujos, las imágenes y el sonido, algo así como un ventarrón fílmico.
Pero aún queda camino por delante y cerramos la semana viajando a Puerto Percy junto a Maritza y Alexéi, mapeando un lugar abandonado de resistente belleza. Por primera vez los tenemos a los dos juntos caminando sobre la historia dejada desde el territorio. Intentamos que nuestra cámara logre acercarse a las sensaciones que nos transmitieron desde la máquina del tiempo, los persuadimos de que intervengan en la construcción de estas imágenes y los interrogamos constantemente sobre cada detalle del pueblo. Ellos energéticos y voraces, corren como niños por el pueblo, es casi una persecución, jugamos a una especie de pinta cinematográfica.