Nos dirigimos a una piedra encontrada días atrás para realizar el primer petroglifo, en un camino muy cercano al pueblo. Previo a ello, el día viernes, decidimos de manera conjunta que comenzaríamos graficando el dibujo que hizo la vecina Carmen a partir de una historia que nos contó en las primeras reuniones otra vecina llamada Jova:
«Allá en Mancaruma donde está Rafael, tú conoces donde Rafael tenía orégano antes, hay una piedra grande cierto? Mi mamá era niña y cuenta que fue pa’ allá arriba, dice que mi abuela no podía pasar para allá porque los cóndores no la dejaban pasar y por qué era? porque había muerto un cóndor y lo tenían arriba de esa piedra y estaban igual que una persona todos velandolo alrededor».
Observamos en el dibujo de Carmen una síntesis gráfica propicia para dar el puntapié inicial a la serie de piedras. Junto al grupo hicimos incluso una maqueta digital del petroglifo, la cual nos permitió visualizar de manera directa los posibles resultados de la acción.
Identificamos también en la historia de la vecina Jova una humanización del cóndor que refleja la relación de cercanía entre lxs socoromeñxs y el ave. Del mismo modo, la imagen del cóndor la han dibujado de manera constante en muchas de las jornadas, relatando distintos encuentros y sobre cómo su presencia puede ser propiciatoria de ciertos eventos. Por otro lado, lo relacionamos con el conflicto actual en torno a la Mina Campanani porque ahí habitan los cóndores. Vemos en el dibujo una escena tremendamente natural que hoy se ve amenazada por la cesión de tierras y del mismo modo, también se puede observar como un anuncio de una posible extinción de la especie en esta zona.
Nos enfrentamos a la piedra con el dibujo en mano, observando las características del volumen pétreo, donde el dibujo inicial debía sufrir modificaciones de escala, composición y forma para poder vestir a la piedra y sus formaciones cóncavas y convexas. Poco a poco, en las primeras dos jornadas el dibujo ya es parte del entorno. Y las vecinas, junto a don José, vecino que se integró en las últimas jornadas al equipo, han ido adquiriendo destrezas en el transcurso, mostrando interés en pulir la técnica y la obra aún en proceso. En estos días han llevado a sus familiares a mostrarles orgullosos su labor, conscientes de que están dejando una ofrenda a la comunidad, una huella para las próximas generaciones.