Preguntamos en el primer puesto de mimbre por Freddy Jorquera. Un caballero de edad acompañado de su bastón nos dice que no lo ubica. “Pregunten a aquel moreno del puesto de allá”. Algo más joven, pero con postura avejentada, el moreno del segundo puesto nos manda al frente cruzando la pasarela. Con la misma postura y varios años más, el tercer puesto nos apunta donde está la camioneta gris. Con actitud lentes de sol y escuchando Los Tres (había estado enfermo después del dieciocho) el profesor del taller de mimbre nos recibió en su puesto de trabajo. Hasta a él mismo se sorprende de su juventud frente a una tradición de tantos años, pero disfruta y se nota, la vitalidad con la que enfrenta los distintos desafíos del oficio.
Definitivamente nos hemos deleitado reconociendo las fibras vegetales. Los testimonios de Freddy y de quienes nos han acompañado en este mes han transformado la forma en la que nos enfrentamos tanto a los causes de agua, como a los materiales de Cestería. Tranques, canales, esteros, son una fuente aparentemente inagotable de recursos. Los tesoros que siempre estuvieron en el canal que pasa por el patio, hoy día están ahí sacándonos la lengua. Ahora por nuestros dedos han pasado de todo tipo de ramitas, y en nuestra casa, hemos alojado a más de una oruga que se nos cuela en la cosecha.