Lo que parecía ser un evento con mucha fuerza, se confirmó con la experiencia, Halloween es un evento que congrega a muchos miembros de la comunidad sanmarquina.
La celebración comenzó a las 18 hrs. y tuvo lugar en el muelle. Por gestión de la Junta de Vecinos, el municipio trajo juegos inflables y los pequeños contaron con una variada mesa de comidas y bebidas. La ocasión se desarrolló de una manera muy dinámica, donde los niños compartieron entre ellos su energía y los adultos nos reunimos en torno a conversaciones informales y lúdicas. El tiempo de los juegos inflables -que estaban disponibles hasta las 20 hrs.- se acabó y fueron retirados con una fría puntualidad por los funcionarios municipales que esperaban al lado de su camión. Después de esto, algunas madres se reunieron y formaron un grupo de niños -quizá unos 25 o más- con quienes recorrieron la caleta completa, desde el campamento hasta la villa, pasando por casas y almacenes.
Globalización, desconocimiento, debilidad en nuestra identidad, sea cual sea el motivo, esta “fiesta” ya es parte de nosotros. He conocido lugares en donde a pesar de sus altos y diversos niveles de aislamiento, Halloween ya está instalado, y si bien el festejo de la comunidad de San Marcos no dista de la realidad nacional, nunca deja de sorprenderme la potencia que tiene esta celebración en nuestro país y cómo cada año se masifica y fortalece más y más.
Es cierto que para el contexto de la caleta, donde las instancias recreativas y colectivas son escasas, Halloween se vuelve valioso porque se convierte en una de estas. Sin embargo, una vez más, me doy cuenta de que esta “celebración” que se basa en la repetición de un patrón conformado por vestimentas, ornamentación, golosinas, acciones y frases pre-establecidas, las vamos repitiendo en cada territorio -dejando de lado sus propias características- año tras año y sin pensar -mucho menos cuestionar- el por qué lo hacemos, y que finalmente, va invisibilizando nuestras propias manifestaciones o las que podríamos conformar.
Hoy tuve que guardar mi opinión. Por invitación de la comunidad, asistí a la celebración de Halloween y por su petición/recomendación, repartí dulces cuando golpearon mi puerta ¿y de qué otro modo podría haber sido? ¿negándome a participar de una de las pocas actividades colectivas de la comunidad por la que estoy aquí? ¿negándome a una invitación realizada con cariño y buenas intenciones? no, aunque le di muchísimas vueltas, no podía.