I
Nos fuimos muy temprano hacia la Biblioteca Municipal “Gabriela Mistral” de Toltén. El día anterior ya habíamos conversado por teléfono con la señora Mónica Sandoval, encargada de la Biblioteca, pues no habíamos tenido el tiempo para ir a verla, reconectarnos y contarle en qué estamos. Además de querer proponerle realizar una entrevista y poder discutir sobre cómo podríamos colaborar y apoyarnos mutuamente durante nuestra residencia. Fuimos con Constanza, quien no conocía a la señora Mónica. Le contamos entusiasmados que ella era una persona clave de la memoria e historia de Toltén, pues ha realizado una búsqueda inagotable sobre fuentes y referencias sobre la Vieja Toltén, tanto en instituciones como mediante recopilación de fuentes orales. Recordamos la historia de la fundación de Nueva Toltén, y la creación de la primera población, Holanda, como historias que nos mantuvieron toda la tarde pegados a la estufa y escuchando a la señora Mónica con atención y fascinación. Sabíamos que iba a ser un reencuentro agradable y cariñoso, pues además de su gran conocimiento, la generosidad con que nos transmitió sus historias y perspectivas, nos sorprendió tanto como cautivó.
Llegamos a la Biblioteca, que aún se encuentra en reparación, luego del incendio que la afectó el pasado 18 de mayo de este año. Íbamos comentando lo que leímos en ese momento en la web: “podemos estimar un daño de un 80% en esta estructura, dado principalmente a que todo el segundo piso resultó afectado”[1], decían los bomberos en los medios de prensa local. Desde fuera no se nota la catástrofe que implicó este incendio, pero sabíamos que para Nueva Toltén era una pérdida de un espacio que no solo cumple funciones de servicios bibliotecarios, sino que es un epicentro cultural, una oficina de orientación e información, y un lugar para resguardarse del frío, la lluvia y los granizos al lado de una estufa con conversación honesta e interesante.
La señora Mónica nos recibió con mucha efusión, mientras terminaba de ingresar unos datos al computador, nos preguntaba sobre nuestro proyecto, sobre nosotros y sobre la nueva integrante que rápidamente le presentamos. De inmediato comenzamos a hablar de Toltén, nos comenzó a mostrar los manuscritos y apuntes en los que ha estado trabajando. Luego nos mostró la actual exposición que se aloja en el sector de la sede de la biblioteca que no fue dañado por el fuego o el agua de las mangueras de extinción.
Dentro de nuestra conversación, le propusimos realizar una entrevista con Constanza y nosotros, pues creemos que las historias y relatos que la señor relatos que la seobre la nuetrevista con Constanza y nosotros, pues creemos que las historias y relatos que la seobre la nueñora Mónica posee, son muy valiosas para nuestro proyecto, como referencia, pero también como un posible contenido que puede apoyarnos para comunicar mejor la riqueza cultural, la diversidad de expresiones que conviven en la zona de Toltén. La señora Mónica muy feliz accedió a la entrevista, que será realizada el próximo miércoles 18 en la mañana. Aprovechamos de pedirle un mapa de la Vieja Toltén que nos mostró en nuestra primera visita, mapa que no hemos podido encontrar en ningún otro lado, y que lamentablemente la señora Mónica olvidó específicamente donde lo encontró, o quién se lo trajo; pues fue hace muchos años. Este mapa es fascinante pues presenta claramente la dimensión, usos y nombres de toda Vieja Toltén. Le sacamos unas fotos para poder quedarnos con una imagen de referencia en nuestra búsqueda a ser realizada en la tarde en el Archivo Regional de la Araucanía, en Temuco.
II
Salimos disparados de la Biblioteca de Toltén hacia la cabaña, pues era aún temprano, sabíamos que teníamos que aprovechar el tiempo si queríamos llegar a la hora de almuerzo a Temuco. Nos fuimos a la placita que queda al frente del supermercado “Pachy Pap”, plaza donde habitan las bandurrias. Nos llamó la atención lo inquietas que estaban estas aves, rápidamente notamos que era debido a que había una rencilla con los aguiluchos: una pareja de bandurrias estaba peleando con otra pareja de aguiluchos por un árbol. Ambos corrían de acá para allá con ramas en los picos y de vez en cuando los aguiluchos embestían con una rapidez que parecía letal contra las bandurrias. Las bandurrias por ser casi 4 veces más grande que los aguiluchos, resistían estoicas los ataques de sus más pequeños vecinos/enemigos, esquivando con una precisión increíble o manteniéndose firmes a pesar de la fuerza con que las atacaban. Recordamos que esa mañana los queltehues que viven cerca de la cabaña estaban muy inquietos desde muy temprano, y que esa madrugada, a eso de las 4:00 AM, nos despertó un coro de aullidos de perros. Como si todos los perros se hubieran puesto de acuerdo para mantener una misma nota por minutos. Mientras conversábamos de esto, llegó la micro, y nos quedamos con la idea que lo que estaba pasando es lo que se anunció en el servicio meteorológico: se avecinaba una semana de frente de mal tiempo, constantes lluvias y temperaturas bajas. Las bandurrias, los aguiluchos, los perros, los queltehues y las papas sabían esto. Unos aullaron, otros reforzaron sus nidos, y nosotros salimos con nuestras parkas camino a Temuco.
Nuestros objetivos en este viaje eran varios: lograr comprar materiales para los encuentros y talleres con la Mesa de la Mujer Rural de Toltén, pagar la cuenta del internet que solo se puede pagar en Temuco, comprar productos veganos para Constanza en el Jumbo de Temuco, y, el más importante: revisar los planos disponibles de la Vieja Toltén en el Archivo Regional de la Araucanía.
Luego de tres horas de viaje, que nos dejaron bastante cansados, llegamos a eso de las 13:30 a Temuco. Nos bajamos en el terminal rural, cerca de la Feria Pinto y fuimos a almorzar donde la señora Zuny, un lugar de comida mapuche donde nos habían llevado previamente en el contexto de la reunión de Red Cultura de la región de la Araucanía. Comimos digüeñes, mote, quinoa, sopaipillas y catuto; fue inevitable recordar a la señora Blanca, la señora Marta, la señora Gloria de la Mesa de la Mujer Rural de Toltén. Y a pesar que estaba exquisito, los tres coincidimos que eran mucho más sabrosas las preparaciones de acá, de las lamngen de la Mesa. Una apreciación por supuesto muy subjetiva y atravesada por nuestra predilección y cariño por ellas.
Luego de comer nos dirigimos al Archivo Regional de la Araucanía, que queda a 5 minutos caminando de ahí. Llegamos y para nuestra decepción ese día no estaban atendiendo público. Nos sentimos muy frustrados pues el esfuerzo de viajar a Temuco desde Toltén es bastante. Los tres ahí hemos vivido la mayoría de nuestras vidas en regiones: en Valparaíso, Coquimbo, Quillota y Curicó; por ende entendemos el esfuerzo que significa desplazarse durante horas para los centros urbanos que concentran los servicios. Pero también concordamos que en regiones siempre faltan recursos y apoyo para poder lograr un funcionamiento ideal. Nos sacamos una foto y continuamos con nuestro camino hacia los otros trámites, pues queríamos volver con luz de día a Toltén.
Finalmente, en una frenética tarde, logramos realizar todo lo que nos propusimos, excepto lograr entrar al Archivo Regional de la Araucanía. De vuelta a Toltén, nos vinimos en un bus considerablemente más cómodo. Los tres nos despertamos cuando veníamos saliendo de Teodoro Schmidt. Nos bajamos del bus sin el mapa de la Vieja Toltén, pero aún con la idea que tiene que estar por ahí, esquivo, archivado.
[1] En “En Toltén un voraz incendio afectó la biblioteca pública municipal” noticia disponible en http://www.soychile.cl/Temuco/Sociedad/2017/05/18/464797/En-Tolten-un-voraz-incendio-afecto-la-biblioteca-publica-municipal.aspx