Don Agilio, más conocido como “El capitán” o “El gilo” es un hombre mayor que vive en un “ruquito” o “ranchito” en el sector del campamento, y que está a la espera de que -como muchos miembros de la comunidad- comiencen a construir las nuevas viviendas en el sector de la villa, las que están en pausa desde hace dos Gobiernos.
La primera vez que estuve frente a él, tuve la sensación de que era historia viva -no podría explicar esa sensación en palabras- y me llamó la atención que, repetidamente mientras hablaba, corrían lágrimas por su cara -por problemas con los lagrimales-. “El capi” se dedica a realizar distintos trabajos, recolección de huiro, apoyo en la pesca, traslado de los desechos de un almacén, entre otros. “En las mañanas trabaja y en las tardes se cae al litro”, como me dijeron por ahí.
Es una persona que valora mucho Caleta San Marcos. Me contó que por varios años, recorrió todas las caletas desde Coquimbo hasta Pisagua, buscando un lugar donde quedarse, y que esta es la que -como dijo él- lo flechó. “El capi”, fue una de las personas que participó en el “Encuentro fantasmal” y que capturó la atención de todos cuando relataba sus historias de fantasmas y sucesos paranormales. Los años, la experiencia y su capacidad de conectarse con la emoción de sus historias, fueron claves en la aprobación del grupo de la residencia, ya que cuando Carlos lo propuso para ser el narrador de la introducción del documental, generó ciertas dudas respecto a su capacidad para lograrlo.
Crear y/o narrar una historia, es un arte. Haber conocido al Capitán, un hombre trashumante y con esa capacidad, un privilegio. Si todos tenemos en esencia, la necesidad y el derecho a la participación, las capacidades son un herramienta para hacerlo y aunque, ante la mirada general, Don Agilio parezca no poseerlas y vivir una vida dura, con precariedad y ser una evidencia de la desigualdad de nuestro país, su riqueza está en otro ámbito, es intangible, abundante, y es esta misma la que lo hace ser quién es, agradecer la vida que tiene y llenar la vida de otros -en lo que me incluyo-.
Carlos, es de la cuarta región. Llegó acá con sus padres. Le gusta dibujar y posee habilidades para la creación a través de diversos materiales, pero han faltado las instancias donde desarrollarlas y aprovecharlas. En la residencia, ha sido un activo participante y un buen amigo. Le propuse que al grabar uno de los relatos del Capitán, se atreviera a dibujarlo simultáneamente. Esto fue lo que resultó.