Ayer fue un día maravilloso, sol y Land art. Con Simón partimos la mañana en la playa, él le paso un rastrillo al sector de la playa que ocuparíamos en la intervención y yo me dediqué a recolectar más conchitas y algas de diferentes colores. Fue mucho más trabajo del que esperamos, en un momento ya nos reíamos del cansancio, pero valió la pena. El sector de la intervención quedó liso y limpio, listo para la creación. Luego fuimos a buscar a los chicos al liceo y nos fuimos caminando hasta la playa. La suerte nos acompañó y el viento se fue de paseo fuera de Los Vilos. Nos enfrentamos a la obra efímera y nos entregamos a la experiencia.
En un comienzo nos costó un poco ponernos de acuerdo sobre qué queríamos crear. Hablamos nuevamente sobre las características de la playa y revisamos los diseños que habían creado los estudiantes hace dos días atrás. Al mirar los dibujos, Carolina sugirió fusionar dos diseños, una figura humana de gran escala y un cerebro que se relaja al estar en contacto con el mar. Además, el chico ‘más enamorado del liceo’ (cito a sus compañeros) quiso agregarle un gran corazón a la figura. Partimos con esas ideas, y al paso del tiempo, surgieron dos nuevas intervenciones que se unieron a la figura humana, una palmera y una tela araña. La palmera la crearon algunos chicos del tercero medio, quienes finalizaron su obra con una hamaca creada con una frazada encontrada en la playa. De forma muy creativa reforzaron la idea inicial relacionada con el efecto relajarte y meditativo del mar y la naturaleza en los humanos. La profe Jessica sumó sus preocupaciones y diseñó una tela araña a un costado del cerebro representando el sistema capitalista. La tela araña estaba cercana a atrapar al cerebro, del cual era casi imposible escapar, pero la naturaleza finalmente era más fuerte y la persona lograba desconectarse. Todos fuimos agregándole complejidad y significado a la intervención.
La intervención fue una experiencia artística en donde logramos profundizar opiniones e impresiones sobre la playa de Los Vilos y la naturaleza en general. A través de la creación colaborativa en su espacio cotidiano, experienciamos la playa desde la reflexión y re-significamos el lugar. Trabajamos todos juntos y lo logramos. Además, los chicos de los diferentes cursos se complementaron y se sintieron libres. En ese momento no fueron el curso con buen o mal comportamiento, fuimos un colectivo.