La mañana en Quinta brillaba con la intensidad de la creatividad de las chicas del taller laboral de mimbre. El deseo es expresar distintas ideas, y se materializó en una estructura tan sólida como el colihue y el mimbre lo permitirán: a través de listas de pendientes, materiales, bocetos y rayados varios, surgieron en un par de horas, dejándonos un buen rato para poder comer empanadas, el diseño de la estructura que le expondrá a la comunidad, aquella naturalidad de su artesanía y lo más profundo de sus conocimientos locales.
Nos subimos al camión de la señora Gina contorsionándonos todo lo que nuestra juventud nos permitiese, entre los atados de mimbre y la carga de tapas, que en los próximos días veremos convertirse en la estructura que sostendrá las experiencias en fibras vegetales y las ambiciones de realzar estas prácticas artesanales en aquellas personas que en este tiempo, se han podido deleitar tanto como nosotras.