El día viernes fuimos a trabajar con la comunidad de la Escuela multigrado de Las Vacas. Con Simón subimos nuestros materiales a su auto y partimos en busca de la escuela con un mapa hecho por Rodrigo Vidal, el encargado de la casa de la cultura. Avanzamos los metros indicados, pero de todas formas nos perdimos. Íbamos retrocediendo cuando encontramos a una mujer esperando el bus para Los Vilos. Para suerte nuestra, era la cocinera de la escuela. Llamó al profesor Héctor para avisarle que íbamos en camino y nos señaló el camino de tierra que nos llevaba a nuestro destino. Al llegar, escuchamos gritos y risas que provenían del cerro. Miramos hacia arriba y vimos a todos los niños de la escuela corriendo cerro abajo. Al llegar a la escuela nos besaron y abrazaron con entusiasmo los 10 niños y 2 niñas.
Tuvimos una maravillosa tarde de juegos, risas, tierra, creatividad y comida. Partimos presentándonos y para sorpresa nuestra, los niños y el profesor nos cantaron una canción en la cual cada uno se presentaba. Seguimos con los ejercicios corporales, de conocimiento del cuerpo y del otro. Luego los ejercicios de confianza, dejamos caer nuestros cuerpos para que nuestra pareja lo sostuviera. Aquí nos reímos mucho, especialmente cuando los niños no pudieron sostener el cuerpo del profesor, quien participó alegremente e incluso hizo una invertida para inventiva la confianza. Luego almorzamos todos juntos. Los niños nos contaron historias de todos los sobrenombres de cada uno. Posterior a la comida, y un momento de relajación guiado por el profesor Héctor, comenzamos con la creación plástica creativa. Al finalizar, compartimos reflexiones y emociones que vivimos durante la tarde.
Fue una tarde inolvidable, pudimos sentir la importancia de la escuela para la comunidad, es realmente un segundo hogar. Los niños hablaron del cariño que le tienen a su espacio y cuán querido e importante es el profesor. Nos sentimos felices de poder haber formado parte esta familia. En dos semanas más volveremos.