Nos encontramos con los chicos de Servicio País, y esta vez no nos costó nada encontrarnos, en la reunión del centro de adulto mayor María Victoria. Nos habían comentado que una de las ventajas en cuanto a participación comunitaria en la comuna, era el alto nivel de compromiso de los adultos mayores, y hoy una vez más, nos lo hicieron notar. Estaban en taller de bordado con la señora Gladys, la presidenta del club “Los Años Dorados”, quien claramente tiene una condición bien similar a la mía, de apodar a quien se me cruza por al frente. Cuando la conocí me llamó “la pequeña Lulú”
Compartimos una oncecita cuando terminaron sus bordados, mientras les comentábamos de nuestro proyecto. Me emocioné al ver que tenían un küchen igualito al que hacía mi abuela en sus mejores años. Y a AnaKaren, por comer poco, le regalaron un pancito dulce.
Cada vez que hablamos de fibras vegetales con la gente, nos aparece una nueva planta de la que no estábamos enteradas. El conocimiento sobre estos materiales es extensísimo; la caña, el avellano, el junco, el sauce, el ratán, el bambú, las hojas de palmera… La señora Nora, la presidenta del club, había sido compañera de la señora Nury en algún taller de totora que se había realizado hace años. Para suerte nuestra, está muy interesada en continuar con este trabajo.
Entre las caléndulas, las calas, abejas y una perrita amamantando, iban saliendo de a poquito los participantes del club. La mayoría acompañados por su amigo bastón y cada uno con su bolsita de materiales colgando del brazo. Ninguno pasaba por la salida sin recordarse entre ellos la próxima reunión, hacer algún chiste sobre lo que se les ocurriera y con una sonrisa emprender el camino a sus casas, pensando con alegría en la próxima vez que tengan que juntarse con sus compañeros y amigos.
Llegando a la casa, el vecino gato “Fundío” tomaba su siesta, nada más y nada menos, que sobre nuestra silla de totora.