Hace unos días atrás les llegó una invitación a las integrantes de la Mesa de la Mujer Rural, que tenía relación con un grupo de mujeres de Angol que están organizándose para armar una cooperativa y que realizarían un viaje a la zona por lo que querían conocerlas para compartir experiencias y conocimientos. Esta noticia sorprendió muchísimo a la Mesa dado que no se esperaban que otras mujeres quisieran conocer el trabajo que han desarrollado por más de diez años. Muchas de ellas estaban muy nerviosas por la llegada de las mujeres de Angol, pero la señora Blanca, la presidenta de la Mesa, las motivó a que se atrevieran a ser anfitrionas y a empoderarse de su propia historia de trabajo comunitario. Fuimos invitados para ese día acompañarlas y ayudarles desde temprano con ordenar y preparar todo para el recibimiento. El nerviosismo de muchas se fue pasando en la medida de que comenzamos todas y todos a preparar los alimentos. Gran parte de la mañana se trató de cocinar en conjunto y así establecer vínculos.
Nos reunimos a las 9 am, cada una llevó su cooperación de papas, pan, mermeladas y otros alimentos para compartir. Habían acordado preparar uno de sus platos que han recuperado de sus abuelas y que se había perdido: el milcao con leche, preparación lafkenche que por muchos años se dejó de hacer y que las generaciones de jóvenes desconocen, por lo que mientras preparábamos el milcao comenzaron a recordar historias de su infancia todas relacionadas con la comida. Antes el milcao con leche se preparaba en las mañanas para el desayuno, se tomaba caliente para empezar el día con energía y vigor, a veces se servía frío como postre según lo que nos contaron de cómo las papay los preparaban antiguamente. Fueron muy generosas en compartir con nosotros su receta, por lo que nos pusimos a rallar papas, estrujarlas y darles la forma de milcao para luego cocinarlas. Mientras unos preparaban los milcaos, otras hacían la masa para las sopaipillas y empanadas, así como otros estaban encargados del fogón y de ordenar las mesas para el gran desayuno de bienvenida.
Alrededor de las 11 am llegaron las 30 mujeres de Angol, muy emocionadas todas de poder conocer a las de la Mesa. Nos sentamos a comer y a compartir por largo rato. Luego Nancy pidió la palabra para invitarlas a todas a compartir sus experiencias en medio del fogón. Nos sentamos en círculo y varias integrantes de la Mesa se atrevieron a contar de sus vidas y cómo ha sido el proceso de materializar algo que hace unos años parecía un sueño. “Con mucho esfuerzo y pulso hemos desarrollado este proyecto juntas” señaló Marta, una a una comenzaron a contar brevemente sus motivaciones. La visita terminó con muchos agradecimientos por parte de las visitantes de Angol, luego de eso nos quedamos para compartir de forma más íntima con las integrantes de la Mesa: nos tomamos unos mates mientras comenzaron a hacer trafkin de semillas y almácigos. Con Hortensia conversamos mucho sobre textiles y los significados, por lo que surgió la idea de reunirnos en una próxima fecha para tejer y enseñarles a las que deseen aprender, puesto que J. Antonio es kimelfe ngerekafe, invitó a las interesadas en que podamos organizar unas instancias donde podamos compartir conocimientos sobre el textil (wixal). Anotaron sus teléfonos para que nos coordinemos para dicho encuentro donde no solo compartiríamos las técnicas, sino también podríamos hablar de cosmovisión y de varios relatos en torno al mundo indígena y campesino. Nancy y Carmen nos invitaron para el miércoles 25 a sus casas porque van a teñir lanas, instancia que aprovecharemos de hacer una conversación-entrevista con ellas y luego compartir conocimientos sobre teñido.